Dan Fogelman desvela la faz cinematográfica de la canción “Imagine”
Cuarenta y dos años sonando en multitud de escenarios, y aún sigue provocando emociones, revueltas, esperanzas y sueños de poetas de ondas hertzianas. La célebre tonada compuesta por John Lennon, siempre inspirado en lo que le transmitía su amor hacia Yoko Ono, en 1971 es como un río en el que cualquier espíritu hambriento de ingenuidad social y utopías contemporáneas desea tomar un somero baño. Dan Fogelman parece que es uno de esos rapsodas con tímpanos de melodías esclarecedoras; y, tal vez, ahí resida la causa de que las estrofas diseñadas por el ex Beatle le hayan aupado a la plataforma de la creación, en lo que será su opera prima como director de largometrajes.
Imagine es el elocuente y verosímil título con el que el guionista de Cars estrena su faceta como cineasta: una película de carreteras secundarias y antojos familiares, en la que el protagonista es un músico desenfrenado de la década de los setenta, el cual tiene que replantearse su existencia después de lustros dominados por el sexo, las drogas y el rock & roll.
Una carta inédita del autor de Woman y muchos guiños a las exageraciones del famoseo descerebrado y los conciertos hasta el canto del gallo son las aristas que dibujan el libreto (también elaborado por Fogelman) de esta movie teñida de declaraciones a media voz, como si un tema a capella se hiciera hueco omnipresente en el transcurso de las secuencias.
Y, en medio de esta sinfonía descafeinada y derrotista, el camaleónico Al Pacino ejerce como maestro de ceremonias, en la piel de Danny Collins: el artista setentero que debe echar el freno de mano a su progresiva destrucción, para intentar conectar con un hijo al que lleva demasiado tiempo sin ver.
Un rodaje caracterizado por las deserciones
Desde que Imagine comenzó su recorrido por los estudios hollywoodienses, la mala suerte se ha cebado con un proyecto realmente inteligente y -cuanto menos- sorpresivo. Para empezar, Fogelman arrancó su idea en complicidad con Steve Carell. Junto a la estrella de Superagente 86, el exitoso screenwriter atisbó el germen de una cinta que mezclaría en sintonía híbrida la comedia situacional y el drama consanguíneo. Y tales eran las buenas vibraciones, que el debutante realizador ofreció el papel principal al actor de The Office. No obstante, problemas de agenda hicieron que éste se echara atrás. Aunque la cosa se volvió a animar cuando Al Pacino dio su aprobación para caracterizar el intenso y rítmico rol.
Pero ahí no quedaron los problemas de confección del casting. Otra de las negativas le llegó al filmaker de la mano de la pareja del cansado trovador apellidado Collins, parte que iba a exhibir el físico de Julianne Moore. Sin la actriz de Las horas en el elenco, DF tuvo nuevamente la fortuna de cara, al poder contactar con Annette Bening.
No obstante, como no hay dos sin tres, a la ausencia de Moore la siguió la dimisión de Michael Caine, quien pudo ser sustituido por el oscarizado Christopher Plummer. La última de las escapadas, la de Jeremy Renner, no fue especialmente traumática; ya que pilló al equipo sobradamente preparado ante contingencias de este tipo.
Al final, el cuadro quedó con Pacino, Benning y Plummer como cabezas de un cartel que completan Jennifer Garner (EleKtra) y Josh Peck (Red Dawn). Todo ellos ya preparan con esmero la obligada versión de karaoke etílico bajo los acordes de Imagine. Gorgoritos que gozan de la red financiera extendida por Warner Bros.
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