Billie Eilish renueva sus confesiones

La cantante estadounidense presenta su segundo álbum de estudio: un conjunto de dieciséis composiciones, surgidas de su mundo interior y diseñadas por su hermano Finneas O'Connell, que lleva por título "Happier than Ever" (Interscope Records).

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Billie Eislish
Billie Eilish define su espacio sonoro, con “Happier than Ever”

Billie Eilish llegó al panorama musical a través de su sólida personalidad como autora e intérprete. Una característica que la californiana intenta preservar, después del peso mediático y artístico que se ha montado en torno a su huidiza figura, después del éxito de When We All Fall Asleep, Where Do We Go? (Interscope Records, 2019).

Pese a su juventud (cumplirá veinte años el próximo 18 de diciembre), Billie Eilish Pirate Baird O’Connell ha descubierto el vértigo que cualquier aspirante a estrella de las ondas -por muy underground que se quiera ser- suele sentir, frente al engranaje titánico de una industria tan apabullante como la de la música. Una sensación que normalmente conlleva un sutil temor a perder el ADN profesional, terror que Billie Eilish está intentando dominar, a base de letras surgidas de sus propios sentimientos, siempre arropada por el talento de su hermano Finneas O.Connell.

Fruto de semejantes experiencias, destinadas a definir el marco artístico de la creadora norteamericana, aparece Happier than Ever (Interscope Records): un segundo álbum de madurez impostada, en el que la intérprete de Ocean Eyes realiza el esfuerzo por mantener presente la llama fresca e hipnótica de una electrónica teñida por diferentes paletas de colores y ritmos. Un mosaico de declaraciones en tonos confesionales, donde las letras se convierten en las máximas protagonistas, de un viaje sinfónico inspirado y embriagador.

Billie Eilish
Billie Eilish juega al despiste, en “Happier than Ever”

Debido a los citados cambios en la rutina de Billie Eilish (alteraciones marcadas sobre todo por los cinco premios Grammy que obtuvo con su disco de debut), la angelina deja entrever el viraje de rumbo a través de la imagen de la portada de Happier than Ever; la cual muestra a una artista deslumbrante y glamurosa -alejada de las otrora sudaderas de diseño-, con un look entre Lady Gaga y Katy Perry. Sin embargo, los diferentes cortes que alimentan la obra descubren el interior de una mujer con ganas de dejar claro su estado actual, sin máscaras ni cortapisas; aunque subida a lomos de tonadas dulces y tenues, con más luces que sombras entre los surcos metálicos.

BILLIE EILISH SE SIENTE CÓMODA CON SUS VARIACIONES ARTÍSTICAS

Como hizo Taylor Swift, con el excelente Folklore, Billie Eilish despliega un repertorio de canciones acerado y enérgico, en el que existen declaraciones de cierto calado vivencial y poético (igualmente, bohemio).

Así se deja entrever entre las estrofas de tracks tan milimétricamente orquestados como Getting Older (quizá, la inclusión de esta song sea algo precipitada y bastante artificial, viniendo por parte de una chica que aún acredita solo 19 primaveras en su carné de identidad), I Didn’t Change My Number (asunción perfecta de la inmutabilidad de la esencia humana, más allá del divismo aparente), My Future, Oxytocin o NDA. Todas estas líricas, más las restantes, pintan un paisaje sólido y pletórico de emociones, a golpe de la garganta somnolienta de la intérprete del tema principal de la última película de James Bond.

Billie Eilish
Billie Eilish potencia su inspiración, como responsable de un estilo definido e hipnótico

Do You Know Me?/ Really Know Me?/ You Have Opinions About My Opinions/ About My Music…” (¿Me conoces?/ Realmente, ¿me conoces?/ Tienes opiniones sobre mis opiniones/ Sobre mi música…), declama Billie, sin ganas de seguir la melodía de Not My Responsibility. Una oda destinada a quitarse la carga de culpa que los actos de alguien presenta con respecto a sus numerosos fans y respecto a los extraños; frases que aportan autenticidad a un álbum carente de artificios, y en el que la californiana se atreve a desnudar -con resultados más que meritorios- géneros tan separados de su entorno musical como el de la bossa nova (Billie Bossa Nova), y el del godspell con atmósfera de happy ending (Goldwing).

Cada giro de Happier than Ever aporta nuevos datos sobre la naturaleza cada vez más segura de Billie Eilish: una ídolo de masas, a la que aún le gustan los ambientes selectos de la contracultura y el indie de cuño profundo.

Más información en

https://www.interscope.com

 

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