Banksy pierde toda su fuerza escénica y conceptual, cuando se enfrenta sin cota de malla a las mercantilistas rigideces -políticamente correctas- de las salas de exposiciones.
Los muros callejeros y las fachadas de los bancos y las instituciones parecen insuflar el sentido social y creativo a este maestro del aerosol, las pinturas, las brochas y el spray; el cual suele ejerce su pasión visual alentado por el anonimato más absoluto: sin brújulas viajeras imantadas, o estancias permanentes de activismo.
Pese a que Banksy siempre se ha desentendido de cualquier intento por encerrar su discurso de líneas y formas en el corsé museístico, la empresa rusa IQ Art Management y Sold Out se han aventurado a romper el cordón sanitario impuesto por el propio grafitero; y han seleccionado gran parte de las obras más relevantes de este hombre invisible, para construir el icónico recorrido bautizado como Banksy: Genius or Vandal?
“Banksy ha adquirido la categoría de fenómeno, y es uno de los artistas más brillantes e importantes de nuestro tiempo. Su trabajo es un desafío para el sistema, una protesta, una marca extremadamente bien construida, un misterio, una desobediencia a la ley…“, comenta Alexander Nachkebiya (Comisario de la exhibición), en la página web de Ifema.
BANKSY Y EL GRAN MISTERIO
El título de la muestra, con la dicotomía entre genialidad y vandalismo, viene a definir los extremos por los que se mueve la figura de este extraño personaje, asociado habitualmente con las sudaderas holgadas, y fiel admirador de los murales del mítico Blek le Rat.
Sin embargo, la elección del citado lema también revela la actitud del mundo del arte: un universo al que todavía le cuesta digerir que la brillantez de una pieza puede ir por caminos de capitalización distintos a los establecidos por las normas del comercio salvaje, con el que los especialistas suelen marcar la valoración de las pinceladas y las explosiones de color sobre piedras metropolitanas.
La expectación con la que son recibidos por la gente de a pie los nocturnos murales de Banksy han hecho que los coleccionistas reaccionen a base de chequera, para hacerse con cada una de las imágenes ideadas por el talentoso y desconocido creador isleño. Aunque, convertidas en serigrafías, las escenas del autor de Stop Esso pierden parte de su naturaleza primigenia y contestataria.
Sin Calais plagado de inmigrantes hacinados en los campos de internamiento y muertos de frío; sin el muro de separación entre israelíes y palestinos como zarpa insalvable de la desconexión humana; sin las materialistas acciones del South Bank de Londres como abrigo de denuncia en favor de las ilusiones de los desamparados; sin los llantos lacerantes del medio ambiente estrangulado por las petroleras todopoderosas; y sin las lágrimas de sangre de las víctimas civiles e inocentes del conflicto en Siria, los estampados de Banksy se quedarían en meros recordatorios elocuentes de los males acuñados por la sociedad del siglo XXI. Y su voz estaría silenciada por el blanco nuclear de los academicistas,
El descontento ante la asfixia es lo que transmite en sus entrañas la muestra programada por Ifema, y esa capacidad de lucha contra el establishment de todo signo es lo que dota de sincera genialidad a cada uno de los trabajos del grafitero que firma como Banksy.
Cuando lo único que se asome a los medios de comunicación sea el astronómico precio de serigrafías como las colgadas, las paredes callejeras ornamentadas por el spray del isleño perderán todo atisbo de sentido; y se convertirán en un simple apunte de ilustración urbanística y especulación subastera.
Nota.- Banksy: Genius or Vandal? estará en el Pabellón 5.1 de Ifema, hasta el próximo 10 de marzo.
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