El malagueño Antonio Banderas encabeza el reparto de The 33, el filme que rueda Patricia Riggen sobre los mineros sepultados en Chile, en agosto de 2010.
A setecientos veinte metros de profundidad, la oscuridad parece un ataúd interminable, y el aliento apesta a mortaja y desesperación. Con las rocas como compañeras de sepultura, treinta y tres operarios chilenos tuvieron que convivir durante sesenta y nueve jornadas con semejantes sensaciones de barro y tierra, tan asfixiantes como desmoralizadoras. Mientras, en el exterior, los familiares esperaban abrazar a sus seres queridos, aposentados día y noche en el campamento bautizado La Esperanza.
Estos hechos protagonizaron los noticiarios de todo el planeta tras el fatídico desplome del 5 de agosto de 2010, ventanas al mundo a través de las que los espectadores asistieron a la agonía del mencionado grupo de hombres, hasta la liberación de éstos unos meses después.
Un asunto de tintes dramáticos que la directora mexicana Patricia Riggen está traduciendo a imágenes en movimiento en el filme The 33.
ANTONIO BANDERAS TRABAJA EN EL PAÍS DE ALLENDE
Desde el pasado diciembre, la joven realizadora de La misma luna se encuentra dando cuerpo al guion original escrito por Mikko Alanne, Michael John Bell, Craig Borten y José Rivera; donde se narran los hechos acaecidos en la mina de San José, alimentados con las perspectivas de las personas que vivieron en primera persona los trágicos sucesos. Conjunto de testimonios en el que están incluidas las confesiones de los profesionales atrapados, las de sus parientes, las de los políticos implicados en el rescate y las de los comunicadores que vocearon la historia.
No obstante, pese a recrear una realidad ubicada en la nación de Víctor Jara, el escenario principal utilizado por Riggen para escenificar la película ha sido el de la mina de Nemocón, en Colombia.
Allí, entre paredes de mineral y aire encapsulado, la directora centroamericana ha conseguido reunir un reparto de cierto relumbrón hollywoodiense e internacional, en el que destaca la presencia del malagueño Antonio Banderas.
El marido de Melanie Griffith se sintió especialmente motivado cuando Patricia le ofreció la parte del minero Mario Sepúlveda, líder visible del grupo de trabajadores encerrado en las entrañas de la explotación de Atacama: un recio hombre con veteranía extractora, al que el actor favorito de Pedro Almodóvar le imprime la vitalidad de los individuos musculados a fuerza de picar.
Pero el andaluz no es el único famoso que se ha dejado caer por tierras colombianas y chilenas, ya que a su lado también comparecen ante las cámaras Rodrigo Santoro (el intérprete de Jerjes en 300 se disfraza como Laurence Golborne, representante en 2010 del Ministerio de Obras Públicas de Chile), Juliette Binoche (María Segovia, hermana del minero Darío Segovia), Bob Gunton (como el Presidente Sebastián Piñera), Mario Casas (como el minero Álex Vega), Martin Sheen (como José Vega, padre de Álex), Gabriel Byrrne (como el jefe del equipo de rescate, André Sougarret) y el filipino Lou Diamonf Phillips (como el minero Luis Orzua “Don Lucho”).
Aunque, a la par de este casting tan heterogéneo y con tirón de cara a la taquilla, la directora no ha querido dejar de lado la oportunidad de filmar igualmente a algunas de las gentes que sufrieron el amargo derrumbe. Determinación que ha llevado a la cineasta a contratar los servicios de numerosos extras procedentes de la zona, y a utilizar en pequeños papeles al presentador Mario Kreutzberger “Don Francisco” y al dueño de la explotación minera, el filántropo Leonardo Farkas.
Ya en la patria de Salvador Allende desde el pasado 4 de febrero (donde fueron recibidos por el verdadero Presidente Piñera, y no por el caracterizado merced al norteamericano Bob Gunton), el equipo afronta en estas semanas las escenas finales de una grabación intensa, y no exenta de anécdotas sustanciales y enriquecedoras.
Una aventura que suma su visión a la de la cinta Los 33 de Atacama, rodada por Antonio Recio en 2010; aunque, en el caso de la de Riggen, con un toque mucho más comercial y con el empaque que da disponer de una cuadro artístico multicultural y sobradamente conocido.
Nombres de estela taquillera con los que la mexicana quiere reflejar la angustia de un grupo de hombres enfrentados a la oscuridad subterránea, perseguidos hasta en los rincones por la silenciosa muerte de grava y polvo.
Más información en http://www.es.wikipedia.org/wiki/Los_33