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Annie Leibovitz es la protagonista más mediática del Living Archive Program 2017, con el que la LUMA Foundation reconoce el genio de los maestros de la fotografía.
La creadora estadounidense acude al sur de Francia con 3.000 de sus trabajos de juventud, realizados la mayoría de ellos en la época en que la artista trabajaba para la publicación Rolling Stone (entre 1970 y 1983).
Entre los modelos destacan personajes de reconocibles rasgos, como Dalí, Norman Mailer, John Lennon, Mick Jagger, Arnold Schwarzenegger, Andy Warhol, Peter Falk y Richard Nixon.
Arlés escupió ocres, amarillos y azules de apremiante luminosidad a través de la paleta de Vincent van Gogh.
El genio holandés asumió la locura implícita en la naturaleza, e imprimió con ella una figurada alma de salvajismo acelerado a una ciudad en la que su pulso creativo pasó momentos de vitalismo hiriente y de muerte prematura.
Durante el tiempo restante desde el fallecimiento del maestro de Los girasoles hasta la actualidad, el citado enclave de La Provenza se ha mantenido inalterable en su vanidad de trementina y tela, con la belleza prestada de los óleos rebosantes de talento cromático.
Y, con tales recuerdos de espectros pigmentados, Arlés ha desarrollado un apego sincero y comprometido con las manifestaciones artísticas de diferente cuño y discurso.
Dentro de ese ramillete de formas de expresión, la fotografía se ha hecho con un protagonismo valeroso y merecido; a través de un completo festival albergado en el céntrico Parc des Ateliers, donde confluyen cada verano talentos de cualquier nacionalidad, todos ellos con ganas de exhibir sus imágenes de inmortalidad positivada.
Este año le ha tocado el turno a la imaginativa y enérgica Annie Leibovitz: una mujer con escamas a lo Richard Avedon y Henri Cartier-Bresson, que con su cámara ha congelado buena parte de los momentos más trascendentales en la historia de USA, fechados a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.
La fotógrafa nacida en Waterbury (Connecticut) acudió al país de La Marsellesa invitada por la organización, para presentar la muestra The Early Years: 1970-1983; recorrido por las obras primerizas de la autora, cuando esta ejerció su labor en la revista Rolling Stone.
ANNIE LEIBOVITZ, CAZADORA DE INSTANTES
Anna-Lou Leibovitz tenía solo 21 primaveras cuando Jann Wenner le dio una oportunidad de oro en las páginas de Rolling Stone (por entonces, una publicación con sede en San Francisco).
Al lado de su mentor, el no menos brillante Robert Kingsburg, la joven con raíces romaníes se puso a escarbar en la realidad y en las personas (famosas o no), con el fin de identificar el ADN oculto en una sonrisa, una mirada lánguida o un gesto chulesco.
California era por aquel entonces un campo abonado para jugar con los efectos y los lenguajes subliminales asociados a una imagen, y Leibovitz abrió el objetivo de su cámara con una plenitud libertaria pocas veces vista.
La exposición que se puede contemplar en Arlés hasta el 24 de septiembre pone en primer plano a esa Annie Leibovitz con hambre de descubrimiento continuo, sin miedo a saltar la barrera de los comportamientos estereotipados.
Alimentada por una formación en Bellas Artes carente de límites, y un espíritu combativo y altamente curioso; la chica de Connecticut abrazó sin reservas de tradicionalismo la contracultura y el hipismo, de los que hacía gala Rolling Stone a principios de los sesenta. Y con esas señas de identidad filosófica, la entonces muchacha construyó un manual de uso profesional, con el que se acercó a los grandes movimientos sociales derivados de la Guerra de Vietnam y de la persecución del colectivo de homosexuales y lesbianas, las manifestaciones contrarias a la marginación de derechos ciudadanos en USA, la última comparecencia de Richard Nixon cuando este tuvo que abandonar La Casa Blanca por el caso Watergate, las campañas presidenciales de un nutrido grupo de candidatos al Despacho Oval, o los escándalos del Iran Gate con Ronald Reagan a la cabeza.
Pero en su competente aparato con obturador y zoom también hubo un espacio inmenso para narrar la vida bohemia e intelectual de la época, con retratos más que memorables a escritores (Allan Ginsberg, Norman Mailer…), pintores (Andy Warhol, Dalí…), mitos vivientes de Hollywood (Jane Fonda, Jack Nicholson, Peter Falk…), deportistas (Muhammad Alí…), músicos (Mick Jagger, Patti Smith, Bruce Springsteen…) y directores de cine (Roman Polanski…).
Aunque, entre las falsas instantáneas de callado laboratorio y horas de preparación previa de los modelos, el público quizá reconozca el irrepetible valor de la obra de Leibovitz ante la contemplación de John Lennon y Yoko Ono (él, en posición fetal y desnudo; ella, vestida y en actitud maternal). Un sensible documento gráfico, que la artista estadounidense escenificó poco antes del asesinato del cantante de Liverpool.
En 1983 se acabó la colaboración de la pareja de Susan Sontag con Rolling Stone, pero su talento siguió luciendo -ahora, con las mallas del estrellato- en Vanity Fair.
El laberinto de Arlés cierra su curso en el mencionado cambio laboral. ¿Habrá una secuela próximamente?
Nota.- Annie Leibovitz: The Early Years (1970-1983) estará en el Parc des Ateliers, de Arlés, hasta el 24 de septiembre.
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