Andy Warhol y la gran factoría del arte

Madrid acoge una extensa muestra que refleja el sentido mecánico, casi industrial, de la producción del creador estadounidense.

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Andy Warhol encontraba el punto exacto para sincronizar éxito comercial y exploración artística/ Foto: CaixaForum
Andy Warhol encontró el punto exacto para sincronizar el éxito comercial con la exploración artística/ Foto: CaixaForum

Andy Warhol fue un gran misterio para los expertos y los aficionados, tanto de su época como de generaciones posteriores.

La habilidad de este divo de la paleta nacido en Pittsburgh para hipnotizar a las masas, apresadas en torno a sus concepciones sociales de lo que debe mostrar una imagen, le hizo volar por encima de las críticas y reproches; normalmente asociados con su estilo aparentemente simplista, y carente de la profundidad figurativa de otros maestros del Pop Art.

Andy Warhol era admirado ostensiblemente por la intelectualidad neoyorquina de los sesenta y principios de los setenta (gran Olimpo de la modernidad creativa en esos lustros del siglo XX); y él se dejaba querer, alimentando su leyenda de irreductible estrella de las galerías con sus constantes excentricidades, que confluyeron en un millonario currículo de proyección mediática y popular.

Si Roy Lichtenstein (uno de los líderes más destacados del Pop Art en USA) tiró por la calle de la sublimación del cómic en versión museística, Warhol optó por la publicidad y el sentido comercial de su legado.

Una seña de identidad del que fuera un acomplejado niño que soñaba con pisar Hollywood, y que el comisario José Lebrero ha preservado con imaginación en el laberinto de famoseo impostado que conforma la exhibición El arte mecánico, que el edificio madrileño de CaixaForum ofrece al público hasta el próximo 6 de mayo.

Andy Warhol (en la imagen) practicó el autorretrato con innegable brillantez/ Foto: CaixaForum
Andy Warhol (en la imagen) prestó su físico para impactantes retratos/ Foto: CaixaForum

Primero desde la asombrosa Silver Factory (sede de la libertad multimedia, que marcó un hito en los Estados Unidos durante los años sesenta) y luego afincado en la más mercantilista instalación de The Office, Andrew Warhola comandó la faz más circense y glamurosa del elitista mundo del Arte en la nación de las barras y estrellas.

Un universo que bailó enloquecido al son que marcaba el responsable de las serigrafías de los botes de sopa Campbell’s, y al que el polifacético maestro de la extravagancia voluntaria le regaló sus mejores partituras; siempre en formato de retratos y secuencias, desprendidos del menor atisbo de espiritualidad ajena a los números de las subastas.

ANDY WARHOL SABÍA CÓMO VENDERSE

La leyenda de los bohemios vanguardistas de la Francia de finales del XIX quedó adormecida en los recuerdos pesarosos de los nostálgicos, cuando Andy Warhol irrumpió en el mundo del Arte.

La misma concepción cromática de sus piezas y la naturaleza abiertamente masificadora de sus propuestas hablaban abiertamente de la misión del hijo de emigrantes checos, destinada a alcanzar sin medias tintas la gloria crematística.

Esto explica el título de la muestra de CaixaForum de El arte mecánico; ya que Warhol siempre se refirió a su labor con los pinceles, la cámara o el plinto como una fórmula asentada en una base de industrialización progresiva, sin sentimientos exclusivistas o románticos respecto al mensaje supuestamente oculto dentro de un cuadro o un grabado.

Andy Warhol alcanzó la genialidad por lo pragmático de sus planteamientos como artista/ Foto: CaixaForum
Andy Warhol alcanzó la genialidad por lo pragmático de sus planteamientos como artista/ Foto: CaixaForum

La impersonalidad se impone a la carga psicológica en cada una de las obras del maestro del Pop Art, como si estas fueran hijas bastardas de un talento que únicamente hace valer su esfuerzo en proporcionalidad con la posterior recompensa del aplauso.

En manos de Warhol, la sobriedad se transforma en una noria de sensaciones distorsionadas; y los personajes que modela con su imaginación quedan expuestos en su versión más desmitificadora.

Marilyn Monroe, Marcel Duchamp, Jacqueline Kennedy, Elizabeth Taylor, Marlon Brando, Richard Nixon, Elivs Presley… la flor y nata de los vips del momento son captados por AW con el aura inconfundible de seres poliédricos e icónicos.

Como suave toque de controversia, la muestra de CaixaForum tiene a bien contraponer los retratos deshumanizados -casi robotizados- que cocinaron las manos de Warhol con las fotografías e imágenes que colegas como Alberto Schommer, Richard Avedon y Robert Mapplethorpe efectuaron a partir del rostro del creador de Pittsburgh.

En estos documentos visuales sí que es posible romper el discurso de la mecanización del Arte, y comprender a groso modo el complejo interior de este amante de la fama y el dinero.

Este ilustre señor de mirada huidiza, que llevaba por nombre Andy Warhol.

Más información, entradas y horarios en

https://caixaforum.es

Andy Warhol retrató a Elizabeth Taylor días después de que esta padeciera una neumonía/ Foto: CaixaForum
Andy Warhol retrató a Elizabeth Taylor días después de que esta padeciera una neumonía/ Foto: CaixaForum
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