Slavoj Žižek siempre ha sido un ensayista y filósofo de alto voltaje mediático, envuelto habitualmente en discursos sulfurosos y plagados de imprecaciones contra los errores de la política contemporánea; fallos del sistema de la complacencia colectiva, causantes de la sensación de abismo constante en la que se sienten los sirevos del capitalismo salvaje y del neoliberalismo desnaturalizado.
Las palabras del intelectual esloveno siembran de manera habitual la semilla de la acción necesaria, frente a la inercia en la que se mueven los seguidores de unas idelogías auspiciadas por el simbolismo heredado y en muchas ocasiones ilusorio.
Las tesis del pensador balcánico parecen basadas en una especie de terapia de choque, en la que se pelean con inusitada brutalidad los posicionamientos antagónicos; y fruto de tan singular combate surgen los sigulares análisis sociológicos de Žižek, que le llevaron a defender incluso el tirunfo de Donald Trump sobre Hillary Clinton, en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016. Según el ensayista esloveno, una victoria de Trump obligaría a los partidos republicano y demócrata repensar sus fundamentos y líneas de actuación, para evitar a la popularidad política de personajes como el entonces vemcedor de los comicios en la nación de las barras y estrellas. Tras lo ocurrido en 2016, el estudio en proyección de Žižek quedó en papel mojado; ya que los conservadores -en vez de fortalecer sus cimientos programáticos- se metamorfosearon en el conocido como movimiento MAGA (Make America Great Again), que entroniza el egocentrismo multimillonario que respresenta Donald Trump, y los demócratas no aprovecharon la oportunidad de crecer sobre sus presupuestos democráticos durante el mandato intermedio de Joe Biden.
Después de la derrota de Kamala Harris contra el cesarista Trump en 2024, Žižek presenta El cielo en desorden (Editorial Anagrama): un volumen virulento y expansivo, que se componen de treinta y seis textos braves; en el que vuelve a analizar al bamboleante Mr. Trump, y sus diferentes pasos para lograr que el mundo se revuelva contra sus consignas autoritaritarias e imperialistas.
“Hay un gran desorden bajo el cielo; la situación es excelente“. Esta frase, atribuida a Mao Zedong, le sirve a Slavoj Žižek para comenzar sus elucubraciones sobre la situación del mundo actual. Un curso dialéctico trufado de ideas contrapuestas, donde la claridad se logra a través del activismo voluntario; como si las revoluciones fueran realmente las locomotoras del cambio (aunque este planteamiento es de Karl Marx, el ensayista esloveno es más dado a seguir las teorías de George Wilhelm Friedrich Hegel).
SLAVOJ ŽIŽEK REÚNE TREINTA Y SEIS PIEZAS CORTAS, PARA ANALIZAR LA POLÍTICA MUNDIAL DEL SIGLO XXI
Slajov Žižek recurre a su lenguaje pleno de ironía, para poner en el escaparte los problemas más acuciantes de la sociedad del tercer milenio. De la preponderancia de la Inteligencia Artificial al ascenso de la extrema derecha a nivel planetario (una oleada reaccionaria y de alto contenido xenófobo, que está centrada en mensajes agresivos y de fácil comprensión por parte de los supuestos votantes), sin olvidar la pandemia de coronavirus, Oriente Medio, China, la creación de una nueva Guerra Fría, el calentamiento global, las migraciones, los refugiados… estos y otros laberintos humanos conforman el esqueleto analítico de El cielo en desorden.
Como en anteriores publicaciones del filósofo y activista esloveno, en su última obra, SlZ no se olvida de la figura de Donald Trump (ahora en su segundo mandato como presidente de USA), de quien asegura que, con sus movimientos extraños y amanazantes en política nacional e internacional, alimenta un poso de rebelión que debería provocar el nacimiento de un nuevo comunismo, alejado completamente de la asociación con el dictatorial y alienante estalinismo soviético.
Una de las críticas más frecuentes con respecto a los escritos de Slajov Žižek está relacionada con la sensación de que el pensador nacido en Liubliana plantea un sinfín de cuestiones a las que no acompañan las consiguientes soluciones prácticas. Sin embargo, los posicionamientos dialécticos expuestos en El cielo en desorden son incapaces por sí mismos de anticipar una evolución clara, ya que los experimentos sociales nunca se producen en condiciones de pureza física y conceptual (es inviable intentar controlar todos los elementos de la ecuación en los movimientos ideológicos).
Entre esos focos de pensamiento, moldeados en las treinta y seis piezas que componen el último trabajo de Žižek, cobra especial protagonismo el capítulo dedicado al flaso antisemitismo que denuncian Benjamin Netanyahu y Donald Trump, cuando alguien acusa al gobierno de Tel Aviv de genocida, con respecto a los bombardeos masivos y al estrangulamiento de la ayuda humanitaria hacia la población gazatí.
Según el psicoanalista esloveno, la idea de antisemitismo sionista es netamente antisemita; ya que niega la influencia del judaísmo europeo como fuente determinante de inspiración. En este sentido, SlZ refuerza su tesis con la reproducción de un discurso de Trump, que este pronunció frente a hombres de negocios judíos en Estados Unidos, donde el mandatario norteamericano se dedicó a maximizar los estereotipos más manidos respecto a los hebreos con dinero (riqueza, ambición en los negocios, capitalismo agresivo…), solo para satisfacer las aspiraciones del sinionismo extremista representado por el gobierno de Netanyahu.
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