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Una camioneta cargada con alcohol ilegal derrapa a gran velocidad por una carretera polvorienta de Coweta County (en el estado de Georgia, USA). Detrás, un coche de policía algo oxidado intenta dar caza a los temibles hermanos Bondurant: una banda familiar que sabía cómo sacar partido comercial a la promulgación de la Ley Seca en Estados Unidos (década de los treinta). Los tiros suenan por doquier en los caminos asfaltados, y las pistolas relucen a través de la arenisca, verbalizadas mediante detonaciones con olor a muerte… Sin embargo, semejante violencia criminal y forjida finaliza con rapidez; en cuanto un señor con la cabeza rapada grita lo de “¡corten, a positivar!”. Este individuo en cuestión no es otro que el realizador australiano John Hillcoat (The Road), y la escena pertenece a su nueva aventura en formato de celuloide: Lawless.
La novela The Wettest County In The World (firmada en 2008 por el narrador Matt Bondurant) es el vehículo argumental en el que se ha centrado el cineasta nacido en Queensland para montar este frenético filme, que relata con convicción una historia que ocurrió en la vida real, y que involucró al abuelo y dos tíos del literato.
A modo de película de género negro, la acción de la obra grabada por Hillcoat arranca entre 1934 y 1935, cuando un trío de brothers sin complejos decide dedicarse a traficar con bebidas ilegales; producidas en alambiques fraudulentos, de los que salían brebajes difícilmente degustables por su alta gradación. Era un lustro duro, en el que el paro y la bancarrota desangraban las ilusiones de millones de norteamericanos, los cuales se refugiaban en las intoxicaciones etílicas para escapar -durante el lapso coincidente con la borrachera- de la lacerante situación en la que estaban inmersos como ciudadanos. Esta necesidad de evasión hizo que florecieran los negocios de venta de licor clandestino, una actitud empresarial que los protagonistas de la cinta del responsable de The Proposition llevaron a sus máximas consecuencias por los parajes de Franklin County, en Virginia.
El guion escrito por el músico Nick Cave (el líder de The Bad Seeds ya había ejercido en esta tarea para The Proposition y Ghosts Of The Civil War, ambas creaciones de JH) sirve de guía profesional al equipo para dotar de cuerpo de fotogramas a un drama que persigue la existencia más salvaje de Forrest, Jack y Howard Bondurant: el terceto consanguíneo que monopoliza el desarrollo de la movie. Ellos son los que marcan las secuencias principales del libreto, con sus acciones delincuentes al borde de la guerra social de connotaciones mafiosas.
Sin embargo, a pesar de su definición como fresco coral, el trabajo efectuado por Cave asienta su interés analítico y humano sobre la figura del más joven del clan: el peculiar Jack. Consciente de la importancia de escoger a un intérprete lo suficientemente maleable de cara a generar verosimilitud frente a tan especial papel, el realizador y sus jefes de casting no dudaron en ofrecer el rol al eficiente Shia LaBeouf; quien aceptó sin dudarlo, ante la posibilidad de encarnar a un anti-héroe caracterizado por su energía y fortaleza al sentirse protegido por sus mayores. A su lado, el británico Tom Hardy (en la piel de Forrest) y Jason Clarke (como Howard) completan la parte de los hermanos. Con tal encabezamiento en los títulos de crédito, el resto del reparto asume el compromiso con la calidad aposentado en estelares colaboraciones como las de Jessica Chastain, Guy Pearce, Gary Oldman y Mia Wasikowska, entre otras celebridades de relumbrón y alfombra roja.
Lawless acudirá a las salas planetarias en la temporada de verano (si ningún contratiempo lo evita); estación en la que el público podrá recuperar el gusto por un periodo en el que los gánsteres hacían palidecer cualquier posicionamiento policial, y en la que Ness y sus compañeros intentaban acabar con el imperio de las metralletas de Al Capone y sus matones con sombrero. Pero si el filme de Hillcoat no resulta suficiente para comprender, sobre todo, el arco delincuente de los Bondurant; la recomendación pasa por adquirir los artículos originales de Sherwood Anderson, plumilla que cubrió periodísticamente la faz menos mediática de la conflictiva family y de sus fechorías (en sus crónicas, los amantes de la investigación también podrán delitarse con corruptelas judiciales bastante denunciables).
