Saatchi retoca la faz actual del Arte
Saatchi Gallery inaugura en Londres una muestra colectiva con nueve creadores de distintas generaciones, con la intención de establecer un GPS para la plástica contemporánea.
Los responsables de la selección han elegido a los participantes según criterios de importancia en el mercado internacional, aunque entre los candidatos se han quedado fuera países determinantes en el concierto galerístico.
Las obras de Richard Aldrich, Ryan Mosley y David Salle son parte de los trabajos más impactantes que se pueden contemplar en el centro londinense de King’s Road, hasta el 28 de febrero de 2017.
El siglo XIX fue prolijo en salones alejados de los grandes museos, que se encargaron de presentar ante el público las profundas extensiones de los impresionistas, las simas abismales de los amantes del Simbolismo, los escenarios telúricos de los naturalistas, los desgarros de los fauvistas o las pesadillas circenses de los surrealistas.
Durante esos días de bohemias ojerosas, el corazón de los caballetes latía con fuerza titánica, en los espacios imantados por la improvisación vanguardista, expuestos a las retinas de los viandantes y de los expertos (sin elitismos determinantes).
Pero tales sesiones, de descubrimientos apremiantes, son ya pasto de las enciclopedias. El tiempo ha impuesto progresivamente la dictadura de la mercadotecnia y de los beneficios, para alentar las citas colectivas de los nuevos talentos del pincel, la espátula, el plinto y el punzón.
La buena fe invita a pensar que Painter’s Painters no es una de esas citas multitudinarias; en las que, más que surcar las procelosas aguas de la genialidad, se intenta hacer caja con determinados creadores representados por la firma. Cuestión que es posible ser develada, a groso modo, por la lista de los que cuelgan sus piezas en la sede metropolitana de SG.
Independientemente de las consideraciones ajenas a la naturaleza pictórica, el laberinto de escenas planteado por Saatchi Gallery guarda en su interior un sinfín de sorpresas agradables, siempre destinadas a promover la imaginación del espectador con las distintas propuestas.
No en vano, muchos de los aspirantes a maestros contemporáneos que firman las obras lo hacen con su experiencia en los mundos sensibles (David Salle), en los expresionismos belicosos (Bjarne Melgaard), en lo acordes literarios (Richard Aldrich), y en los decorados de diseños hechizados (Dexter Dalwood). Ingredientes que alientan un viaje interesante.
SAATCHI Y SUS NUEVE MAGNÍFICOS
Entrar en el edificio capitalino de Saatchi Gallery estos días es como hacerlo en una selva de heterogéneos cubículos. Un frondoso vergel de tupidas florestas, donde los cuadros y las talas luchan en singular sintonía, para preservar su propio lenguaje dramatizador.
Desde las miradas acompasadas por la precisión pretérita de Richard Aldrich, a los golpes cromáticos e historicistas de Martin Maloney; Painter’s Painters es asimilada como un continuo juego de cuerdas, en el que nunca hay un ganador o un perdedor; ya que el ring sobre el que se asientan los caballetes y las paletas parece como emulsionado por un fin común: localizar una bahía confluyente de necesidades plásticas.
Puede parecer un poco arriesgado juntar a creadores de cuatro generaciones distintas. Fórmula que provoca una cierta sensación de ruptura en su conjunto, y que despliega la imposibilidad de atisbar un lenguaje común y compartido entre los nueve participantes.
No obstante, incluso dentro de la diversidad de posturas, es posible entrever el esfuerzo de los organizadores para levantar un mensaje de explicación coherente, respecto a la misteriosa selección de las escenas implicadas.
Moraleja contraria a nacimientos y continentes que, aparte de permitir a los visitantes el regocijo de contemplar las obras profundas e ilustradoras de tipos tan determinantes como Ryan Mosley y David Brian Smith, da la oportunidad de ampliar la lista de los llamados a enderezar el torcido sendero del Arte en el siglo XXI.
Nota: Painter’s Painter estará en Saatchi Gallery hasta el próximo 28 de febrero de 2017.