Perú decora ARCO
El país latinoamericano es el invitado de honor en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid, en cuyos salones quedará expuesta parte de la plástica actual que triunfa en la tierra del creador Fernando de Szyszlo.
Perú es un país donde sus expresiones artísticas suelen guardar un protagonismo sincero y voluntario a la riqueza de las culturas prehispánicas, y al hermanamiento con el paisaje y la naturaleza. Un reconocimiento al pasado y a los orígenes, que -a través de la mayoría de sus creadores- suele unir su singular dramatización con el discurso visual propio del siglo XXI.
Semejante huella de colores terrenales y ensoñaciones mágicas ha dado como resultado el nacimiento de generaciones de pintores, escultores, arquitectos, ilustradores, fotógrafos y dibujantes subidos a dos universos coincidentes en muchos aspectos, aunque alejados conceptualmente en otros.
La experta en arte peruano Sharon Lerner (en representación del Museo de Arte de Lima) ha tenido que aunar esfuerzos inmensos, para congregar en una misma propuesta expositiva los múltiples aspectos y caminos que ha tomado la plástica en el país de César Vallejo, a lo largo de las últimas décadas.
De esta manera, nombres tan señeros como los de Teresa Burga, Fernando Bryce o Carlos Runcie Tanaka juntarán en los pabellones de Ifema sus cosmos profundos e inspiradores, con las visiones de jóvenes nutridos por la fuerza de sus propuestas acuñadas en el tercer milenio, como Rita Ponce de León y Antonio Paucar.
Un conjunto de múltiples lecturas y recorridos, que Arco tiene previsto esparcir por sus pabellones repletos de coleccionistas, mediante la colaboración de galerías del peso internacional de 80M2, Revolver o Ginsberg.
Mensajes de gráficas tesis relativas a las paradojas del mundo contemporáneo, incitaciones a recuperar un cierto primitivismo, proclamas en favor de una sociedad más justa con la igualdad de género y la inmigración, o cuestionamientos cromáticos de la sinrazón que supone adoptar políticas contrarias al bienestar del ser humano son algunos de los contextos en los que se mueven los trabajos de los 23 artistas peruanos seleccionados para estar en Arco 2019, y que dejan claro la variedad de opciones plásticas que existe en la nación con capital en Lima.
PERÚ TIENE SU PROPIO LENGUAJE
Una de las conclusiones a las que es posible llegar, tras acceder al currículo visual de las firmas elegidas por Sharon Lerner, es que el país que comparte al este su atmósfera y paisaje con la Amazonia goza de un activo caldo de cultivo, que incita al surgimiento constante de artistas capaces de elaborar códigos expresivos heterogéneos y enriquecedores, reconocibles en el concierto internacional.
Bien sea desde el conceptualismo o desde el informalismo, la evolución progresiva de las propuestas de gente como Elena Diamani, Ximena Garrido-Lecca o Daniel Jacoby abre las puertas a contemplar el ansia de los creadores peruanos por modelar un escaparate sin restricciones de géneros y corrientes, en el que la búsqueda de una identidad individual y colectiva parece ser un leitmotiv evidente y sincero.
Dentro de semejante hábitat de escenas variables, es posible hallar un nexo de relación entre las piezas multimedia de la octogenaria Teresa Burga y las secuencias transformadoras de Sandra Gamarra, las perfomances de Antonio Paucar y el muralismo voluntariamente primitivista de Herbert Rodríguez. Todo ello atomizado por un mismo sentido a la hora de expresar el apego al eterno eco de la tierra de las vegetaciones apremiantes, y de los sueños inconclusos.
Arco no suele ser un lugar muy atractivo para congraciarse con la contemplación de una obra de arte, ni para reflexionar sobre lo que se visiona en cada uno de los numerosos espacios que jalonan los pasillos de Ifema. Sin embargo, el trabajo que están realizando las arquitectas Mariana Leguía y Maya Rallén, para que las galerías invitadas para representar a la República del Perú luzcan con un aire distinto al habitual, quizá permita ajustar mejor el diálogo lanzado por los artistas del país latinoamericano a los visitantes que se acerquen a la feria madrileña de arte contemporáneo: una apuesta por hablar sin subterfugios ni intermediarios, solo con el objetivo de capturar emociones de plinto, paleta y cámara.
Lástima que las cartelas con el precio de las piezas entorpezcan la sintonía de la retina del degustador con las insinuaciones del autor/autora.
Nota.- La Feria Arco 2019 estará abierta al público del 27 de febrero al 3 de marzo.
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