Pedro Almodóvar reconstruye la tela de “Tarántula”
El director nacido en Calzada de Calatrava (Ciudad Real) ya está en plena postproducción de la película decimoctava de su exitosa carrera: La piel que habito. Informaciones contradictorias se han venido sucediendo desde el comienzo del rodaje en agosto –en paisajes de Galicia- con respecto a la trama de este filme. Pero, lo que sí parece claro es que se trata de un thriller sobre los vericuetos y laberintos del comportamiento humano, basado tangencialmente -o inspirado- en la novela Tarántula, redactada por el recientemente fallecido escritor francés Thierry Jonquet.
Como hablar de la sinopsis del largometraje sería un ejercicio de funambulismo en el que es más que posible precipitarse al abismo sin red; lo más conveniente es reproducir el argumento del texto literario, y esperar encontrar las similitudes una vez que el responsable de Mujeres al borde de un ataque de nervios estrene su producto. En las páginas redactadas por Jonquet -con ácido de los que corroen cualquier atisbo de moralidad compasiva-, el compatriota de Dumas se centraba en la existencia tenebrosa de un hombre: el cirujano plástico Richard Lafargue. Este individuo guarda en su pasado algo que le impide ser feliz en una relación de pareja normalizada. Dos féminas marcan su devenir rutinario. Por un lado está su hija, que se halla ingresada en un manicomio; y, por otro, se encuentra una joven a la que el especialista en construcciones faciales y corporales obliga a realizar todos los actos más bajos que se le ocurren. Eva, que así se llama este maniquí plegado a las exigencias de Lafargue, vive constantemente recluida en la propiedad del médico; sin ver más que a los clientes con los que tiene que practicar sexo explícito, siempre a las órdenes de su dueño y señor. Un día, la inesperada aparición de un delincuente pone en jaque tan extraña unión.
Almodóvar parece haber conservado -con matices- el personaje principal descrito por Jonquet, el de Richard Lafargue; al que da vida el actor malagueño Antonio Banderas, en lo que supone el regreso profesional del intérprete de El zorro a una producción del director que le dio a conocer internacionalmente. Y, siguiendo con el despeje de incógnitas, la camaleónica Elena Anaya puede haberse encargado de dotar de físico a la complaciente Eva. El resto del cuadro dramático consta únicamente con nombres y apellidos, sin identificaciones claras con sus respectivos personajes. La veterana Marisa Paredes (que ya había trabajado con el autor de Hable con ella en títulos como La flor de mi secreto), Eduard Fernández (Biutiful) y la emergente Bárbara Lennine (conocida por los espectadores tras su encarnación de Rosa en Amar en tiempos revueltos) completan este elenco.
No obstante, pese a los rumores y los secretos, lo que sí se puede asegurar es que Almodóvar no mostrará una adaptación fiel de Tarántula: llevará los ejes esenciales del argumento a su terreno, deformando lo necesario para levantar su particular universo, mucho más tétrico de lo habitual en la parte del protagonista (según declaraciones del propio cineasta). Este ejercicio de traducción nunca literal ya lo ha practicado el oscarizado creador español en otras ocasiones. Carne trémula (1997) es uno de los ejemplos más señeros. Solamente hay que comparar el libro original de Ruth Rendell con la película del responsable de Los abrazos rotos para darse cuenta de ello.