Michael Fassbender alquila el faro de M. L. Stedman
Michael Fassbender es el protagonista de “The Light Between Oceans“, una historia de personajes al límite de la supervivencia basada en el homónimo texto de M. L. Stedman. Derek Ciafrance es el director de la película.
En 2012, una letrada de Perth acaparó la atención internacional con su primera novela.
A pesar de no contar con el habitual y atronador armazón de los best sellers tradicionales, el libro alcanzó los primeros puestos en ventas nada más salir al mercado; simplemente amarrado a la vida de un grupo de personajes hundidos en la soledad, sujetos a un concepto del aislamiento omnipresente y asfixiante. Entre los océanos Índico y Ántártico, los seres que habitan en las páginas del book dialogan a través de silencios en penumbra, enunciados desde la ansiedad de los espíritus malditos.
The Light Between Oceans es el título de la citada y pasional obra, un cuadro de tonalidades sensibles que el cineasta Derek Ciafrance (“Blue Valentine“) está transformando en una intensa película con aroma a salitre y desérticas esperanzas.
MICHAEL FASSBENDER REGRESA DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Con el rumor de las olas de fondo, el nutrido equipo técnico y artístico de la producción ha levantado polvo de estrellas en las extensiones de Tasmania y Stanley. Allí, encuadrados en una localizaciones casi primigenias -convenientemente alejadas de la barahúnda civilizada del hormigón- el responsable de “Cruce de caminos” ha establecido su centro de operaciones. Todo para vestir un largometraje que desprende salvajismo familiar y huidas neuróticas hacia paraísos artificiales.
En medio de semejante rompecabezas creativo se encuentra el actor germano-irlandés Michael Fassbender. El intérprete de la última versión cinematográfica de “Jane Eyre” es el expresivo rostro encargado de dotar de identidad física al peculiar farero Tom Sherbourne. Un papel que hace suyo el protagonista de “Shame“, a partir del momento en que el individuo vuelve de la Primera Guerra Mundial, donde estuvo luchando al lado de las fuerzas australianas.
El hombre toma el billete de retorno al faro del islote de Janus Rock en el que reside, situado a 160 kilómetros de la costa. Allí, su esposa Isabel le espera con conjuntivitis de añoranza, para que juntos puedan dar razón a un matrimonio establecido sobre los cimientos del amor compartido. Aunque los vaivenes de la incapacidad para tener hijos les hayan abandonado en el huracán de los amargos atardeceres.
Con el deseo de la descendencia a flor de rutina, la pareja contempla cómo el destino se burla de sus ilusiones primerizas, cuando se produce el dramático aborto del vástago que ya daban por seguro. Después de este trágico hecho, Tom encuentra una barca a la deriva. En su interior, al lado de un marinero muerto, hay un paquete que empieza a moverse.
Tras quitarle la tela de encima, el farero se topa con un bebé. Sin saber muy bien si avisar a las autoridades para dar cuenta del hallazgo, Isabel convence a su esposo de que no lo mejor es quedarse con el regalo proporcionado por el azar.
Pasado un tiempo, y como nadie reclama a la pequeña, los Sherbourne empiezan a cuidar a la niña como la ansiada y ausente hija. Una falsa heredera a la que nominan Lucy Grace.
Ciafrance sumerge el guion de la movie en un viaje hacia las emociones sinceras, comandadas por individuos maltratados por la vida; justo como ocurre en la novela de M. L. Stedman. Tal elemento resultó primordial –según el propio director- para que éste se interesara por el texto de la abogada australiana, el cual prendió en la mente del realizador imágenes de potente vigor escénico.
Ánimo desatado que el autor de “Blue Valentine” ha logrado transmitir al elenco artístico al completo. Un casting en el que Fassbender ejerce como catalizador humano, y donde también desarrollan caracterizaciones de aguerrido peso Rachel Weisz, Alicia Vikander y Caren Pistorius.
La totalidad de la cuadrilla tiene la consigna asumida de llevar a los espectadores hasta la confluencia de dos océanos que chocan, en pos de construir sueños astillados. Y en ese rompeolas de areniscas luchas, Derek Ciafrance y M. L. Stedman arrancan codo con codo las ilusiones suicidas de un conjunto de almas previamente amortajadas, solitarias y dependientes.
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