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Julianne Moore repite con el director con quien consiguió una nominación al Oscar en 2003, por Lejos del cielo.
La protagonista de Hannibal encarna un doble papel en Wonderstruck: el de una actriz de los años veinte, y el de la anciana abuela del personaje que interpreta el joven Oakes Fegley.
El guion sigue la homónima novela de Brian Selznick, autor igualmente del texto de La invención de Hugo.
Nueva York cambia de década con el simple grito de “corten“.
Ante semejante orden, la urbe de los rascacielos sube su hormigón cosmopolita a la máquina del tiempo de H. G. Wells, para saltar -con un giro decorativo de palanca- de 1927 a 1977. Una palabra autoritaria que bajo las delicadas maneras de Todd Haynes adquiere el tono de las invitaciones festivas, como si se tratara de un apasionante viaje al interior de un cuadro sentimental en rojo satén.
Dos épocas diferentes en un mismo lugar, para ilustrar con imágenes en movimiento la celebrada novela del estadounidense Brian Selznick, con la que logró el aplauso de la crítica y del público en 2001.
Subido a la fantasía desplegada por el responsable de La invención del Hugo, el cineasta de Carol elabora un cuadro humano rico en matices y en aristas vivenciales. Un grupo en el que destaca el confuso Ben, la dolida Rose, el esperanzador Walter, la egocéntrica Lillian y las estrellas que cuelgan del firmamento en la urbe del Empire State.
JULIANNE MOORE SE PONE ARRUGAS
Wonderstruck podría ser definida como una atracción de feria, en la que es posible observar las transformaciones efectuadas en los individuos a través de espejos trucados. A eso juega Selznick, cuando sitúa la acción en dos tiempos alejados por cincuenta años entre ellos, y que están liderados por dos niños aquejados de una profunda sordera.
La película comienza con Ben, un crío residente en Minnesota en 1977. El chaval está alojado con sus tíos, después del fallecimiento de su madre tras un trágico accidente de tráfico. Sin embargo, el pequeño siente que debe hacer algo para localizar a su padre, del que solo sabe que se llama Danny. Un día, el preadolescente da con un número de teléfono, pero al llamar experimenta un terrible desmayo, que le lleva al hospital. Allí, todavía convaleciente, Ben toma la decisión de huir a Nueva York, para dar de una vez por todas con la verdad sobre su misterioso progenitor.
En ese momento, el libreto retrocede hasta 1927, para acercarse a una niña nominada Rose. La joven habita en la localidad de Hoboken (Nueva Jersey), y es sorda como Ben. Protegida por un tutor legal, la chica escapa para echarse en brazos de su madre: la célebre actriz Lillian Mayhew. Pero ésta no desea tener a su hija a su lado, por lo que la envía con su padre. Solo con la ayuda de su hermano Walter, Rose conseguirá salir adelante con sus vacíos sentimentales y sus silencios atronadores.
Estos dos teenagers son los pilares del guion elaborado también por Selznick, los cuales juntan finalmente sus destinos en el Nueva York de 1977. Después de comprobar que son en realidad nieto y abuela.
Oakes Fegley (Peter y el dragón) y Millicent Simmonds (quien debuta en el filme) son los encargados de dotar de físico a los peculiares Ben y Rose. Mientras que Julianne Moore (Rose de anciana y Lillian Mayhew), Michelle Williams (Elaine) y Cory Michael Smith (Walter) secundan a tan esforzada pareja principal.
El resto lo pone Nueva York, siempre tan eterna como forjadora de sueños.
