Joyce Carol Oates retrata a las víctimas del fanatismo

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Joyce Carol Oates dobla su pluma para relatar el macabro asesinato de un médico abortista; a través de la versión de los parientes del criminal y de la víctima, dentro de la obra titulada Un libro de mártires americanos (texto que la Editorial Alfaguara tiene previsto lanzar en español a partir del próximo 5 de octubre).

La historia refleja las consecuencias del violento homicidio del facultativo Augustus Vorhees, cometido en una clínica de Ohio por Luther Dunphy. Unas secuelas que marcan de manera definitiva el futuro de las hijas de ambos personajes.

Escalofriante y sorpresiva, la novela arranca con la narración en primera persona del violento Dunphy (quien piensa que es un soldado de Dios), cuando este prepara la muerte de Vorhees por medio de un balazo.

Joyce Carol Oates consigue elaborar un completo mosaico de sentimientos enfrentados por la sinrazón
Joyce Carol Oates consigue elaborar un completo mosaico de sentimientos contradictorios, enfrentados por la sinrazón

Los comportamientos fanáticos suelen conllevar actos agresivos y sanguinarios, alejados normalmente de cualquier estructura lógica y coherente.

Cuando las pasiones inculcadas por el extremismo dogmático (ya sea religioso, político, revolucionario o nacionalista) dominan la mente de los humanos, la bestia interior empieza a despertar, para acabar con todo signo de raciocinio y cordura. Aunque, con independencia de la posible manipulación exterior, también subsiste una voluntariedad en los que se dejan llevar por tales comportamientos, que indica una falta de inocencia potencial en los afectados.

En esos prolegómenos en es en los que se encuentra el alucinado Luther Dunphy, cuando decide acabar con la vida del médico abortista Augustus Vorheer, al considerarse a sí mismo como un soldado de Dios.

En un ejercicio de honradez literaria, Joyce Carol Oates permite a semejante individuo contar su punto de vista, con el que arranca el argumento de Un libro de mártires americanos;. Una decisión que marca una línea salvaje impactante, la cual pronto queda amortiguada con los testimonios de los demás personajes.

Joyce Carol Oates se ha inspirado en los asesinatos reales a médicos abortistas en USA, para desarrollar la trama de "Un libro de mártires americanos"
Joyce Carol Oates se ha inspirado en los asesinatos reales a médicos abortistas en USA, para desarrollar la trama de “Un libro de mártires americanos”

Con todo ello, la escritora nacida en Nueva York plantea un laberinto de realidades sorpresivas, en el que las voces protagonistas son las de los mártires de una sociedad tan autodestructiva como la estadounidense.

JOYCE CAROL OATES Y SU PARTICULAR NEORREALISMO

1999 es el año en el que comienza la acción de Un libro de mártires americanos. En ese momento, y en la ciudad de Ohio, el médico abortista Augustus Vorhees es tiroteado mortalmente por Luther Dunphy (un fallido ministro de la Iglesia, que asegura ser el brazo ejecutor de los mensajes celestiales que recibe en su cerebro).

A partir de este tétrico acto, la narración toma un camino tangencial, centrado en la difícil existencia de las dos familias implicadas en el crimen. Por un lado, la del killer; personificada en la joven boxeadora Dawn Dunphy. Y, por otro, la del galeno fallecido; circunscrita a la errática vida de la cineasta y documentalista Naomi Voorhees (mujer que en su adolescencia sufrió las consecuencias del asfixiante idealismo que practicaba su padre asesinado).

Joyce Carol Oates descirbe, en "Un libro de muertos americanos", un universo plagado de soledades eternas y preguntas sin respuesta
Joyce Carol Oates describe un universo plagado de soledades eternas y preguntas sin respuesta

Sobre ese escenario de tristezas incurables y rabias contenidas, Joyce Carol Oates descarga la presión medioambiental de una nación incapaz para luchar contra el vacío colectivo, que inunda los comportamientos de los hombres y mujeres que circulan por el texto.

A lo largo de las páginas de Un libro de mártires americanos, el lector toma conciencia de que los posicionamientos de acero no existen, y que lo único que importa es la experiencia -testimonial y particular- de cada uno de los protagonistas de la novela.

De esta manera, la responsable de La hija del sepulturero ejerce como una especie de Edward Hopper frente a un lienzo en blanco; alentada capítulo a capítulo por modelos que se hallan sujetos a una inactividad pactada, como espectros de carne y hueso dentro de un paisaje de tonos fríos y fatalistas.

Ahí es donde la prosa de Oates se vuelve casi épica, con su desapasionamiento voluntario y sus ansias por mostrar cuadros reconocibles y aterradores.

Más información en

http://www.penguinrandomhousegrupoeditorial.com

Joyce Carol Oates no influye en las conclusiones a las que llega el lector
Joyce Carol Oates no influye en las conclusiones a las que llega el lector

 

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