John Hurt pasa a la leyenda
John Hurt falleció el pasado miércoles en su casa de Norfolk (Inglaterra) a los 77 años de edad, víctima de un cáncer de páncreas que padecía desde tiempo atrás.
El inolvidable protagonista de El hombre elefante murió sin abandonar nunca una profesión que siempre consideró vocacional, y que prolongó ininterrumpidamente a lo largo de más de cinco décadas.
Su última colaboración fue en el filme Darkest Hour, de Joe Wright. donde interpretó al carismático político Neville Chamberlain.
Siempre preservó su peculiaridad, en un país donde la sumisión a William Shakespeare es casi una norma colectiva.
John Vincent Hurt nunca buscó la aureola épica de maestros como John Gielgud, Ralph Richardson y Laurence Olivier, sino que se contentó con emular la naturaleza camaleónica del no menos admirado Alec Guinness.
Dotado de un físico nervudo, y un rostro de expresividad neurótica, el isleño empezó a llamar la atención cuando exhibió su carismática ambigüedad dramática en Un hombre para la eternidad (Fred Zinnemann, 1966); sensaciones que el entonces treintañero apuntaló tras su angustiosa caracterización en El estrangulador de Rillington Place (Richard Fleischer, 1971).
Una carta de presentación en formato de crónica negra que contribuyó a allanar el terreno para un actor sin límites a los que acogerse, y que encontró uno de sus mejores momentos a través de la televisión, en la serie Yo, Claudio (1976). La visión de Calígula a cargo de Hurt es sin duda la más perfecta y espeluznante de cuantas se han efectuado sobre el césar incestuoso, y le valió para enlazar una cadena de trabajos conectados por el apasionamiento escénico.
Tras el psicótico y homicida gobernante, John puso a la industria cinematográfica a sus pies, con sus electrizantes caracterizaciones en El expreso de medianoche (Allan Parker, 1978) y Alien (Ridley Scott, 1979).
JOHN HURT NUNCA AFLOJÓ LA MARCHA
El éxito de las citados largometrajes mantuvo al súbdito de Isabel II en el punto de mira de los directores más aclamados de la época, motivo por el que David Lynch no dudó en ofrecerle el papel del melancólico John Merrick, en El hombre elefante (1980). La obra más sorprendente y emotiva del responsable de Twin Peaks otorgó a Hurt la consiguiente nominación a los Oscar; estatuilla que habría ganado sin oposición, si no se hubiera cruzado en su camino Robert De Niro, con Toro salvaje.
Merrick dio fama y admiración al frágil actor, quien continuó exhibiendo su arte en títulos tan recordados como 1984 (Michael Radford, 1984), La loca historia de las galaxias (Mel Brooks, 1987), Los crímenes de Oxford (Álex de la Iglesia, 2008), y las dos partes de Hellboy, de Guillermo del Toro.
Merlin y Harry Potter y la piedra filosofal pusieron a JH en el horizonte de las nuevas generaciones, aunque sus ansias siempre se mantuvieron inalterables, en pos de localizar la transformación perfecta (tan natural, como inapreciable en su normalidad).
Un amor hacia su labor creativa que le mantuvo al pie del cañón sin apenas parones, pese a las acometidas del implacable cáncer de páncreas que ha acabado con su vida.
Tal esfuerzo por dejar bien atada su carrera ha hecho que, unidas a la esperada Jackie, cuatro obras esperen todavía llegar a las salas de cine, con la presencia del mítico Hombre Elefante entre sus fotogramas.
Estas son My Name Is Lenny, That Good Night (donde encarna a un enfermo terminal), Damascus Cover y Darkest Hour. Lista de la únicamente se cayó El hombre que mató a Don Quijote, de Terry Gulliam: trabajo que John tuvo que abandonar, debido a sus problemas de salud.
Tráiler oficial de Jackie, donde John Hurt interpreta a Richard McSorley