Jennifer Lawrence salva a la Tierra
La atlética Mística de los X-Men en su versión más rejuvenecida regresa a la actualidad cinematográfica, con "Don't Look Up": una comedia apocalíptica, en la que Lawrence debe proteger el planeta de una amenaza espacial, junto a un compañero de misión que porta el rostro de Leonardo DiCaprio.
Jennifer Lawrence lidera una de las grandes apuestas de la plataforma Netflix, de cara a la la temporada de 2021.
El gigante audiovisual está acaparando últimamente los proyectos más ambiciosos del panorama cinematográfico, y Don’t Look Up (la película que protagoniza Lawrence) es una de las obras más atrayentes de cuantas ampara la potente compañía; en base a un nutrido reparto de estrellas, que llama la atención por la acumulación de nombres ilustres en su reparto.
Leonardo DiCaprio (El renacido), Chris Evans (Los vengadores), Timothée Chalamet (Mujercitas), Cate Blanchett (Blue Jasmine), Meryl Streep (La decisión de Sophie), Jonah Hill (El lobo de Wall Street), Matthew Perry (Friends), Ron Perlman (En busca del fuego) y la cantante Ariana Grande son solo algunos de los compañeros con mejor caché de la que fuera agente soviética en Gorrión rojo. Una auténtica Torre de Babel de rostros conocidos, que dirige el estadounidense Adam McKay (El vicio del poder).
Con semejante plantel, el cineasta nacido en Filadelfia lo ha debido tener tan fácil como el técnico del PSG, para entrenar al equipo con el objetivo de captar buenos planos, conseguir el adecuado efecto humorístico, o para encuadrar a la perfección cada una de las escenas que recrean tan fogueados intérpretes. Una aventura que parece concebida para rememorar la acumulación actoral de legendarios títulos del séptimo arte, como El coloso en llamas y Gran Hotel. Aunque, en esencia, Don’t Look Up se acerca más a la neurosis guerrera de cintas tan desenfrenadas como Mars Attacks! (Tim Burton, 1996) y Evolution (Ivan Reitman, 2001).
Precisamente, la activa mezcla entre los elementos apocalípticos y el humor de naturaleza macabra es lo que hace fuerte al guion elaborado por el propio McKay; el cual utiliza muchos de los tópicos del género de la ciencia ficción, para diseñar una movie lo suficientemente atrayente, y pletórica de glamur escénico.
JENNIFER LAWRENCE ES LA MAESTRA DE CEREMONIAS
Cuando Jennifer Lawrence se hizo con el Oscar a la Mejor Actriz por El lado bueno de las cosas (David O. Russell, 2012), el aroma del triunfo parecía acompañar a esta intérprete de impactante físico. Su frescura y habilidad para dominar los resortes de la actuación la convirtieron en una profesional que los mejores directores se disputaban, debido a su irrompible y exitoso idilio con la cámara. Sin embargo, la tibia acogida de Passengers (Morten Tyldum, 2016) y los hundimientos en taquilla de Madre! (Darren Aronofsky, 2017) y Gorrión rojo (Francis Lawrence, 2018) perjudicaron el mantenimiento en la cúspide hollywoodiense de la star nacida en Kentucky.
Tras los mencionados tropiezos artísticos, Jennifer vuelve por todo lo alto con el divertido argumento de Don’t Look Up, en la piel de la astrónoma Kate Dibiasky: una inexperta científica que, junto al Dr. Randall Mindy (Leonardo DiCaprio), descubre la peligrosa aproximación al planeta azul de un cometa gigantesco. Algo semejante a lo sucedido en Armaggedon (Michael Bay, 1998), pero sin Bruce Willis y sus operarios de por medio.
Entre las novedades que presenta la historia ideada por McKay destaca el hecho de que, en la película, el sillón del Despacho Oval lo ocupa una mujer, y no el habitual hombre: una mandataria llamada presidenta Janie Orlean (a la que presta su físico Meryl Streep). Todo un pronóstico de futuro, para el gobierno de la nación de las barras y estrellas.
Aparte de este apunte (que le dará algún que otro ataque de machismo rabioso, al expresidente Donald Trump), uno de las aspectos que más llama la atención es la anunciada colaboración de la cantante Ariana Grande, como Riley Bina: una ocasión para comprobar si la diva de las ondas se mueve con similar soltura que en los escenarios, cuando tenga que interpretar un gag o contar un chiste.
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