James Franco bebe con Charles Bukowski
James Franco se acerca a la juventud del máximo representante del realismo sucio, en una película que el protagonista de El origen del planeta de los simios dirige en las calles de Los Ángeles.
La lujuria etílica produjo literatura salvaje y caníbal, en manos del poeta angelino con glóbulos teutones. Mientras sus palabras incendiaban los búnkeres sociales del pasado siglo XX, sus actos revelaban los atajos para vivir en perfecto anarquismo moral y ético.
Charles Bukowski fue un escritor voluntariamente irreverente, sin sellos de pertenencia en su ADN creativo, ni generaciones a las que recurrir en busca de imanes de comprensibilidad. El autor de Pulp nunca hizo uso de flotadores políticamente correctos para superar los naufragios, ni pidió triunfalismos académicos para su obra carente de compuertas.
ChB pasó a tacón embarrado por la existencia, con la sombra de los degustadores de pesadillas hedonistas; y no renegó en ningún momento de su derecho a ser culpable, de declararse consumidor de los jugos embriagadores del exceso. Con tales vinos, escanciados en la habitación de los fluidos, el norteamericano de adopción lubricó su máquina para tintar el vitriolo de las letras .
Por esos universos del desorden provocado, ha deambulado con pasión noctámbula el actor, guionista y director James Franco; desde que cayó en sus manos uno de los trabajos del poeta del desencanto riguroso, caldeado con el sutil aroma de la prohibición. Y, con las frases estranguladas por los dedos de Heinrich Karl, el protagonista de Tristán e Isolda ha elaborado un eléctrico y libertario biopic sobre el creador. Un filme que lleva por título simplemente Bukowski.
JAMES FRANCO Y SU ADMIRACIÓN POR LA GENIALIDAD
Las calles de Los Ángeles, durante la época en la que HKB creció a la vera de un padre solícito a los golpeos, forman las singulares vistas de un personaje que bien podría haber rivalizado con el Arturo Bandini de John Fante. Franco se acerca a la figura del narrador y poeta con los prismáticos de los buscadores de conchas, siempre atento para hallar perlas inverosímiles en el pretérito de un espíritu tan inclasificable como atrayente.
El autor de Factotum nunca fue un individuo fácil de contemplar, razón por la que la estrella de Howl ha optado por mostrar el pasado más desconocido de este mago de la provocación llamado Bukowski: su juventud.
Una aventura a base de fotogramas, en la que el veinteañero Josh Peck se erige como el álter ego cinematográfico del insigne forjador de palabras venenosas. Hazaña de signo épico en la que el neoyorquino comparte créditos con Shannon Doherty, Alex Kingston y el cineasta Tim Blake Nelson (quien encarna al padre del writer).
Las localizaciones radicalizadas entre luces y sombras, los callejones traicioneros, los humanos deformados por sus vicios a flor de rasgo físico, las actitudes rivalizadas con los infiernos terrenales… Todos estos pigmentos dibujan el decorado humano y vital de esta película que intenta romper con los estereotipos, y mediante la que James Franco se postula como un explorador de los sentimientos; aunque sea únicamente aposentado detrás de la cámara (el riesgo asumido es de los que llaman la atención).
Más información en