James Ellroy retrata a Otash
El autor de "La dalia negra" y "L.A. Confidential" publica "Pánico" (Penguin Random House); una ácida crónica sobre el submundo de las estrellas de cine y de los políticos con ganas de ascender en el escalafón gubernamental de USA, que se movían por la ciudad de Los Ángeles en los años cincuenta. Un libro en el que se concitan nombres tan recordados como el de James Dean, Rock Hudson, Marilyn Monroe y John Fitzgerald Kennedy.
James Ellroy siempre se ha mostrado interesado, casi seducido, por la figura de Freddy Otash: un policía retirado prematuramente, que trabajó como detective privado para la jet set angelina a partir de los años cincuenta. Un personaje misterioso y huidizo, el cual estuvo envuelto en asuntos tan oscuros como las grabaciones del presidente John Fitzgerald Kennedy con una chica contratada por FO, o el espionaje pagado por el galán cinematográfico Peter Lawford para seguir a la actriz Marilyn Monroe (Otash solía comentar que él fue una de las últimas personas que vio respirar a la protagonista de La tentación vive arriba).
Después de aparecer en algunas de las novelas de Ellroy, como Shakedown, Freddy Otash se convierte en el auténtico leitmotiv de Pánico (Penguin Random House): la última aventura editorial del responsable de La dalia negra. Una obra plagada de confesiones alarmantes, respecto a la vida privada de movie stars del estilo de Lana Turner, Rock Hudson, James Dean y Bette Davis; la cual sigue la agitada existencia de FO, al que describe como un tipo rudo, fumador, bebedor de whisky y habitual residente en las pecaminosas cloacas de Hollywood, parapetado tras su trabajo como investigador de la revista del corazón nominada Confidential Magazine (publicación con espíritu de tabloide escandaloso, que estuvo en activo de 1952 a 1978).
Durante los años en los que patrulló por las calles de la Meca del Cine, Freddy Otash fue bautizado como Gestapo Otash, debido a sus métodos de dudosa legalidad, con los que obtenía las informaciones que luego ofrecía a los redactores de Confidential Magazine. Como reconoció en su autobiografía Investigation Hollywood: Memoirs of Hollywood`s Top Private Detective, FO nunca tuvo que matar a nadie; pero no tampoco hizo ascos a todo lo que quedaba por debajo de incumplir el citado mandamiento. Algo que James Ellroy transmite con elocuencia e imaginación, a través de las páginas de Pánico.
JAMES ELLROY MIRA BAJO LA ALFOMBRA DEL HOLLYWOOD CLÁSICO
El argumento de Pánico sitúa a su protagonista (Otash) en el final de su existencia (murió en 1992), mientras hace memoria para narrar los diferentes casos en los que se vio involucrado como detective privado. Dotado de un aura clásica a lo Dashiell Hammett (Roman Polanski se inspiró en él. para confeccionar el papel de Jake Gittes, en Chinatown), Freddy Otash irrumpe en la trama -desde la primera escena de la novela- de manera determinante, con sus palpitantes secretos a punto de ser desvelados y su lenguaje agresivo y cortante.
Ellroy juega en todo momento con los tics identificadores de este extraño hombre, el cual pasó de ser un policía poco reconocido en el departamento angelino a convertirse en uno de los individuos más solicitados por los millonarios, las estrellas de cine y los políticos de la época. Un universo de insondables placeres reñidos con la legalidad, que Otash metamorfoseaba rápidamente en material sensible por el que recibía honorarios bastante elevados, y que codiciaba incluso el FBI.
Escurridizo y sorpresivo, quien fuera el principal activo humano de Confidential Magazine se pliega a la prosa enriquecedora y atmosférica del autor de Jazz blanco; y de esa unión surge un relato que descubre con apasionamiento lo que ocultaban las alfombras del mitificado Hollywood de los años cincuenta: un cosmos de fiestas prohibidas y dionisiacas, de traiciones sentimentales a giro de club nocturno, de consumo de drogas de barra libre y hasta de asesinatos disfrazados de mediáticos suicidios o meros accidentes.
Entre los increíbles asuntos en los que Otash tuvo que formar parte a lo largo de su movida existencia se encontraba por ejemplo el descubrimiento de que Judy Garland había caído en la pesadilla de las sustancias dopantes, o la tenebrosa implicación de Bobby Kennedy en la muerte de Marilyn Monroe. Todo un viaje a la zona babilónica de los iconos rostros del séptimo arte y de algunos de los políticos más influyentes en la historia reciente de Estados Unidos: un vuelo sin motor ni refrigerios, en el que James Ellroy despliega su peculiar inteligencia y su versatilidad discursiva.
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