Howard Hodgkin imagina explosiones de verdes dulzones, rojos anaranjados y natas almendradas en la National Portrait Gallery de Londres.
El recordado retratista acude a la urbe del Támesis para presidir figuradamente su retrospectiva añorada, en la que trabajó hasta su fallecimiento, meses antes de la inauguración.
Entre pinceles, la nostalgia se abre paso a bocados de hilos y junturas cromáticas, a través de las tablas del creador nacido en Hammersmith.
Un aquelarre sacrosanto pugna en sombras y duelo frente a la imagen del pintor sentado ante su obra, como presidiendo con su retina oculta los ecos anunciados de las eternidades florecientes.
Fiel a su paleta, Howard Hodgkin se despidió del mundo fantaseando con cortinas oleosas, situadas en los espacios libertarios de los fondos psicodélicos; siempre al compás de los sueños pigmentados con manchas definitorias.
Retratista por vocación, los rasgos físicos inundan penas y glorias al calor de los sinuosos pliegues de las hebras, mientras el pulso del vecino de Hammersmith les otorga el amargo sabor de las despedidas nocturnas y saladas.
Howard Hodgkin fue un genio individualista y peculiar/ Foto: National Portrait Gallery
Esos adioses teñidos de regresos imposibles cuelgan sus historias secretas y visionarias en las paredes de la National Portrait Gallery londinense, en una muestra que reúne gran parte del trabajo de este forjador de cuerpos difuminados.
HOWARD HODGKIN Y LOS OBJETOS PINTADOS
Cualquier superficie era buena para albergar las líneas voluntariamente imprecisas e impetuosas del autor de Cena en la colina este (1966). Ya fueran las maderas desnudas de insinuaciones preconcebidas, o los marcos de sus propias piezas, las extensiones plásticas se multiplicaban en la mente del británico.
Carente de restricciones simplistas para su obra, Hodgkin construyó un mundo ausente de abstracción y figuración, solamente surcado por el portentoso juego de emociones desbocadas, sugeridas por sus inolvidables lienzos, sus impactantes tablas y sus complejas impresiones.
La exposición, que estará abierta en el edificio de St. Martin’s Place hasta el próximo 18 de junio, propone un recorrido exhaustivo por las ilustraciones y escenas de este ilusionista de la humanidad. Esencia gastada en trementina con la que estuvo obsesionado a nivel profesional, a lo largo de 65 años de carrera.
Al final, después de acolchar la vista ante las explosiones constantes de color que propone la muestra, el espectador llega a la penúltima estación sensitiva en el currículo de HH: la materializada con su retrato testamentario. Un trabajo que el isleño proyectó en 2016, y que destinó a traducir a golpe de espátula las notas contenidas en sus composiciones musicales favoritas: The Last Time I Saw Paris, de Jerome Kern, y la banda sonora de El Tercer Hombre, de Anton Karas.
Como epílogo, la National Portrait Gallery invita a los visitantes a pernoctar en la última parada de invisible prestancia; la cual entra de lleno en el terreno de los regresos posibles -y retornables- a las nostalgias imantadas de Howard Hodgkin.
Nota.- Howard Hodgkin. Absent Friends estará abierta hasta el próximo 18 de junio de 2017, en el edificio de la National Portrait Gallery de Londres (St. Martin’s Lane).
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