Henry Cavill ha cogido una buena ola profesional, después de que el actor nacido en Jersey (Islas del Canal) se metiera en los holgados ropajes del misterioso Geralt de Rivia, en la serie The Witcher.
Y eso que antes de la fiebre desatada con el estreno de la mencionada producción de Netflix, el protagonista de La fría luz del día estaba en la cuerda floja a nivel artístico, con su posible salida del personaje de Superman.
Pero las rachas cambian rápidamente en el universo ilusorio de las imágenes en movimiento, y el intérprete británico se ha recuperado con brío y determinación en esa carrera de fondo que supone estar en el candelero mediático.
Pese a que la presencia de Henry en las tenebrosas aventuras de The Witcher es lo más significativo que se ha producido en su presente curricular, el isleño también ha experimentado en estos meses su bautismo en el cine de animación, con la colorista Enola Holmes (divertida adaptación de la primera de las novelas gráficas ideadas por Nancy Springer).
El director Harry Bradbeer (avalado por el éxito de Fleebag) es el responsable de esta película de naturaleza juvenil, que sigue los hechos narrados en El caso del marqués desaparecido; y en la que Cavill encarna al mítico investigador Sherlock Holmes.
La joven Millie Bobby Brown (la enérgica Eleven, de Stranger Things) es quien presta su timbre a la singular Enola: la hermana pequeña del estirado Mycroft y del inteligente Sherlock. Una adolescente de catorce años recién cumplidos, que se marcha a Londres para descubrir el paradero de su madre desaparecida.
Helena Bonham Carter (Una habitación con vistas) y Sam Claflin (Mi prima Rachel) acompañan a Cavill y a Brown en esta entretenida revisión de las historias clásicas de Sir Conan Doyle.
HENRY CAVILL ACEPTA EL RETO
Resulta extraño que, pese a llevar cerca de dos décadas frente a las cámaras, el último Superman de la pantalla grande no haya sido nunca incluido en el reparto de alguna de las cintas de animación que pueblan las carteleras año tras año.
Una carencia profesional que Henry ha intentado subsanar, con su colaboración en un largometraje en el que hubiera un papel donde pudiera desplegar sus tonos graves, y su dicción marcada y metálica.
El Sherlock Holmes que se puede contemplar en Enola Holmes es un tipo un tanto creído de sí mismo, sagaz y un tanto cargante. Alguien por el que su hermana Enola siente admiración y respeto, siempre obsesionada por demostrar que ella es igualmente válida para resolver misterios laberínticos.
A lo largo de las novelas gráficas publicadas por Nancy Springer (seis, hasta la fecha), la valiente heroína consigue hacerse con un poco de reconocimiento familiar, tanto de Sherlock como de Mycroft; sobre todo tras aclarar algunos asuntos bastante peliagudos en sus inicios.
La trama del filme de Harry Bradbeer arranca con el cumpleaños de Enola. Un acontecimiento que se chafa por la extraña ausencia de la madre de esta.
Sin miedo al peligro, la decomonónica jovencita decide viajar a la capital del reino para recuperar a su progenitora, disfrazada como una desconsolada viuda. Un propósito que la chica debe posponer, cuando se mete de manera inesperada en el esclarecimiento del secuestro del marqués de Basilwether.
Tal argumento (materializado por el guion de Jack Thorne) queda reflejado en la movie, con un esmerado engranaje de dibujos de índole artesanal: fórmula que encaja a la perfección con la ilustraciones de las novelas gráficas originales.