Elizabeth Debicki revive la pasión epistolar de Virginia Woolf
La actriz y modelo nacida en París encarna a la célebre autora de "Mrs. Dalloway" en la película "Vita and Virginia", cinta que dirige la cineasta Chanya Button.
Elizabeth Debicki es una actriz que contempla el panorama cinematográfico desde la atalaya atlética de sus casi 1,90 de estatura.
La esbelta modelo e intérprete todavía no atesora gran cantidad de títulos en su carrera (entre otras cosas, debido a su juventud); pero, poco a poco, empieza a ser un rostro reconocible por los productores y directores más señeros del globo terráqueo.
Un currículo de fotogramas enlazados, que la parisina de nacimiento ha alimentado con notables intervenciones en series de televisión, como El infiltrado, y en películas de tirón comercial y mediático, como es el caso de la fallida Operación U.N.C.L.E. y de la barroca El gran Gatsby.
Tras su escalada en el mundillo audiovisual, Elizabeth afronta ahora, a sus veintisiete primaveras, el papel más complicado de su carrera: el de la escritora Virginia Woolf. Y lo hace con la red artística propiciada por la directora Chanya Button (Burn Burn Burn), a través de la película dramática Vita and Virginia.
El filme, que cuenta con el inteligente guion elaborado por Eileen Atkins (responsable de la historia original de la mítica serie Arriba y abajo), se acerca a la intensa relación de palabras y sentimientos mantenida entre Virginia Woolf y Vita Sackville-West; la cual se prolongó entre 1920 y 1921.
ELIZABETH DEBICKI ABRE EL CORAZÓN DE WOOLF
Un puñado de cartas, manuscritas con la aceleración de las caricias añoradas, supone el germen del argumento de Vita and Virginia, en un intento por contar en imágenes el amor sin fisuras experimentado por la autora de Las olas y la poeta de La Tierra.
Las dos mujeres estaban casadas en el momento en que sus miradas se encontraron, pero esa condición de acomodo social no impidió que se desbocara en su interior la llama devoradora de los romances irreductibles. Woolf y Sackville-West se mandaron numerosas epístolas firmadas con el calor de los deseos frustrados, y entre líneas desnudaron las coordenadas sentimentales de dos damas a las que los prejuicios de su tiempo imposibilitaron la consumación comprensible de sus anhelos privados.
Según los expertos, Virginia Woolf regaló a su amante Vita la novela Orlando, en una muestra de sincero apego emocional a la que consideraba su media naranja platónica.
Chanya Button imagina las escenas que evocaban esos suspiros acallados y esos párrafos enfadados con la mojigatería medioambiental, con los que las dos creadoras moldearon sus horas de galanteo sincero.
Unos dolores de corazón con los que la cineasta ha diseñado una película que destila iluminación marmórea y poses estudiadas, donde la figura compartida de esta pareja de mujeres se erige como emblema de la defensa de la libertad sexual a ultranza.
Elizabeth Debicki hace suyo el mensaje transmitido por el libreto de Vita and Virginia; y, a través de él, la actriz intenta modelar una caracterización de la famosa autora de Mrs. Dalloway que no deje fríos a los espectadores, y que no haga añorar la excelente mímesis que de la creadora británica llevó a cabo Nicole Kidman, en el largometraje Las horas (Stephen Daldry, 2002).
Por su parte, Gemma Arterton (Furia de titanes) asume el papel de la enérgica y efervescente Vita Sackville-West, con la engañosa tranquilidad de encarnar a alguien que no ha desarrollado semejante estela icónica a la que sí está abonada la fundadora del Grupo de Bloomsbury.