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Christopher Nolan no entiende la magia del séptimo arte sin la asistencia a una sala oscura; en la que es posible viajar a los lugares más extraños o remotos, simplemente con la proyección sobre una pantalla de una serie de fotogramas enlazados por una historia.
El cine de siempre supone una experiencia compartida entre personas, unidas por un tiempo limitado, con el único deseo de disfrutar de una obra filmada. Una actividad cercana a los acontecimientos litúrgicos, que requiere concentración, abstracción voluntaria, y fijación en los elementos que conforman una movie. Todo este ritual, que se precipita desde el momento en que el cliente adquiere su entrada en la taquilla, resulta difícil de preservar, con las descargas online; en las que es posible parar un largometraje, compartir el visionado con la elaboración de otras tareas, y perder el hilo de una secuencia o un plano.
La actual pandemia sufrida por causa del Covid-19 ha puesto en jaque la concepción de la exhibición cinematográfica como tal, pero Christopher Nolan -en declaraciones al diario The Washington Post– ha recalcado su batalla en favor de que la industria (en su caso la estadounidense) sea capaz de recuperarse de los devastadores efectos del holocausto viral, el cual ha causado miles de muertos en todo el planeta. A tal efecto, el responsable de Interstellar y Warner Bros. siguen confiando en estrenar Tenet (la esperada nueva película del creador nacido en Gran Bretaña) el próximo 17 de julio de 2020 (una fecha que le suele traer buena suerte al director isleño).
Pese a los excelentes resultados con las descargas online de Trolls 2, aparte de otras movies incorporadas directamente a plataformas como Netflix y Amazon Prime; estudios como Disney, con Mulan, han seguido el ejemplo de Nolan y Warner Bros., a la hora de mantener sus propósitos de comenzar la recuperación del negocio de la exhibición cinematográfica a partir del cercano e incierto verano.
Unos objetivos que son más fáciles de afrontar por las grandes productoras, ya que estas compañías se pueden permitir un mayor número de copias en salas, que podría equilibrar un poco la anunciada disminución del aforo potencial de espectadores, cifrado inicialmente en el 30%.
CHRISTOPHER NOLAN Y LA ESPERANZA ANTE EL CAOS
Tenet es un título que bien puede considerarse el posible adalid de un sector (el del cine) cuyo futuro no es muy halagüeño en este abismal año. Mientras algunos de los festivales más importantes del mundo (Cannes, Tribeka, Venecia y San Sebastián) ya estudian alternativas de celebraciones conjuntas, con premieres online como principales atracciones de cartel; la Academia de Hollywood no descarta añadir a las listas de películas candidatas las obras estrenadas en las distintas plataformas en streaming. Una realidad generada por la necesidad de no dejar citas importantes en el circuito festivalero como desiertas, y pensar en esta solución puntual como la más viable (ya se antojan como anecdóticas las polémicas del Festival de Cannes, con respecto al desembarco masivo de producciones de Netflix y HBO).
La expectación y el interés alumbrados por la cinta de Christopher Nolan -basados en gran medida por el ambicioso argumento y la espectacularidad de los efectos audiovisuales- permiten ser optimistas de cara a las taquillas.
El filme del británico, concebido en sus preliminares como una especie de continuación en intereses temáticos de la hipnótica Origen, intenta generar un estado de inmersión desde los títulos de crédito; algo mucho más factible en un recinto oscuro con una pantalla de tamaño considerable para recibir las impactantes imágenes ideadas por el londinense, que desde una tablet o un smartphone.
No obstante, y por mucho que el espíritu de Nolan esté enfocado en apoyar convincentemente a la industria del séptimo arte y a la Cultura en general, todo depende de cómo evolucione la pandemia en los próximos meses, y de cómo se puede compaginar el hecho de asistir a un cine y no poner en peligro la salud de los espectadores y del personal que trabaja en las salas de exhibición.
El mundo que salga después del ataque bestial del Covid-19 será notablemente diferente del anterior, y las aglomeraciones estarán fuera de lugar en cualquier contexto; lo que no quiere decir que la experiencia de disfrutar de una película al antiguo uso esté desterrada como imposible de realizar con las mínimas garantías de protección colectiva e individual, sobre todo si se respetan las normas del distanciamiento, la desinfección constante, y la utilización de mascarillas y guantes en el recinto y sus accesos.
