Bradley Cooper desconoce si algún día alcanzará el estatus de divismo artístico del que goza el legendario Tyrone Power, pero el sistema estelar en el que se movían los mitos del Hollywood dorado era muy distinto del actual.
Cuando el padre de Romina protagonizó El callejón de las almas perdidas , TP era un auténtico sex symbol de 33 años: uno de los hombres más deseados del séptimo arte, el cual mantenía un matrimonio algo tormentoso con la espectacular Annabella.
El papel de Stanton “Stan” Carlisle le llegó al actor nacido en Ohio en un momento cumbre en su trayectoria profesional, después de haber alcanzado el reconocimiento entre el público por sus papeles en filmes de aventuras y de corte romántico.
Y Power no desaprovechó la oportunidad; ya que realizó una caracterización plagada de grises, en la que la actitud ambigua y diabólica de su personaje fue un antecedente de la que posteriormente utilizó para el rol del acusado de Testigo de cargo (Billy Wilder, 1957).
Setenta y tres años después del estreno de El callejón de las almas perdidas, cuya dirección corrió a cargo de Edmund Goulding, Guillermo del Toro recupera la historia original que ideó el novelista William Lindsay Gresham, para elaborar un remake con aroma a clásico del terror psicológico, que protagoniza Bradley Cooper.
La pareja de Lady Gaga, en la última versión de Ha nacido una estrella, se hace cargo de las sombras que imperan en el pasado y presente de Stanton “Stan” Carlisle: el papel del tramposo y escurridizo mentalista, que guarda ciertas semejanzas con psíquicos de turbio recorrido existencial, como Erik Hanussen o el inclasificable Cagliostro.
BRADLEY COOPER EXHIBE LA PARTE CIRCENSE DEL MENTALISMO
El cosmos de los circos ambulantes, caravanas de nomadismo humano en las que hay espacio para las pasiones más bajas y el compañerismo más sincero, es el universo en el que se desarrolla el argumento de El callejón de las almas perdidas.
Tras comprobar la dureza de ese estilo de vida, en calidad de conductor y chico para todo, Stanton “Stan” Carlisle descubre que posee una capacidad innata para embaucar a las personas, con su palabrería e inteligencia. Consciente de sus dotes para la seducción colectiva, Stan comienza a realizar números de conexión mental con los espectadores asistentes a los números circenses; y muy pronto, su espectáculo se convierte en la principal atracción de la feria.
Guillermo del Toro rescata la siniestra escenografía de época de la Gran Depresión Americana; y la pone en primer término, para tintar con amargura existencial el guion elaborado por la joven Kim Morgan (The Forbidden Room) y él mismo. Ese ingrediente atmosférico es el que permite crecer en sus pretensiones al personaje de Stan, ahora expresado a través de la mirada azul de Bradley Cooper.
Al lado del intérprete nacido en Filadelfia, Rooney Mara (Los hombres que no amaban a las mujeres); Cate Blanchett (Cenicienta); Mary Steenburgen (Elf); Toni Collette (Hereditary); Willem Dafoe (El faro); Ron Perlman (En busca del fuego); y Richard Jenkins (La forma del agua), entre otros, conforman este viaje a un callejón en el que las almas acaban enfangadas en los infiernos de la mentira y la ambición.
Como anécdota, Del Toro ha contado con Romina Power para un breve papel en el filme.