Angelina Jolie busca sin tregua a Brad Pitt
Angelina Jolie y Brad Pitt, el matrimonio más mediático del planeta, regresa en unión a la pantalla grande con By The Sea. El vehículo lo compone una historia sobre la ruptura del amor, que transcurre en Europa durante los años setenta.
El tiempo suele ser el peor enemigo para cualquier relación sentimental con esencia de eternidad.
Una persona no es la misma a los veinte que a los cincuenta tacos, y mucho menos a los sesenta o los ochenta. Por eso, los vínculos afectivos se transforman con asiduidad, y no resulta extraño que estos se contorsionen al mismo ritmo en que se consumen las décadas.
Cuando esto ocurre, las parejas deben replantearse en qué momento del viaje se encuentran, sobre todo para dilucidar si deben continuar juntos o bien tirar cada uno por su lado.
Ante semejante tesitura se hallan los protagonistas de By The Sea, la película que dirige estos meses Angelina Jolie, y que ha vuelto a unir profesionalmente a la gachí de Lara Croft con su churri Brad Pitt (la anterior ocasión fue en 2007, en el filme El Sr. y la Sra. Smith, de Doug Liman).
ANGELINA, BRAD… Y AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS
Una crónica pasional en tonos aterciopelados y soleados ambientes. Así podría resumirse en escasas palabras, y poco margen dramático, el guion elaborado por la propia Jolie para acercarse a la realidad de Vanessa y Roland.
Después de la épica y aguerrida movie titulada Indomable, la hija del también actor Jon Voight frena en seco la adrenalina medioambiental para asegurarse la reflexión de una tragedia humana y sincera, la cual podría recordar en algunos puntos de su narración a las aristas temáticas de Antes del anochecer (el último título de la trilogía materializada por de Celine y Jesse, que dirigió Richard Linklater en 2013).
En la citada obra del responsable de BoyHood, los personajes encarnados por Julie Delpy y Ethan Hawke encaran la extraña y desajustada madurez como matrimonio; y las dudas, relativas a si son los mismos que comenzaron o no, asaltan cada una de las secuencias. Un laberinto emocional que es el verdadero motor de By The Sea.
Ambientada a mediados de los setenta, la trama del largometraje de AJ comienza con el cuestionamiento de si una pareja supuestamente bien considerada a nivel social es capaz de afrontar un presente no muy halagüeño. A tal efecto, ambos se toman unas merecidas vacaciones en sus respectivos trabajos, con el objetivo de embarcarse en una travesía con paisajes marítimos de por medio.
Durante esa peregrinación por sus propios estados de ánimo, Vanessa y Roland van descubriendo a unos nuevos seres de carne y hueso, con arrugas en el rostro y las energías mermadas; pero con ansias dispuestas a estallar, para seguir padeciendo idénticos anhelos a los compartidos en el pasado. Una tarea en la que necesitan echar mano de la ayuda del entorno, y de la filosofía de los individuos con los que se topan a lo largo de las escalas.
En medio de este planteamiento temático, y pese a que el mayor protagonismo se lo llevan Angelina y Brad, la mediática pareja de estrellas está secundada por un excelente elenco de intérpretes, entre los que sobresale la presencia de la joven Mélanie Laurent y la del fogueado Niels Arestrup.
TWO FOR THE ROAD
Los vasos comunicantes con las carteleras menos pretéritas asocian los intereses de By The Sea con Antes del anochecer; pero, en la senda de los parecidos razonables, la obra que realmente adquiere auténtica notoriedad como generatriz del largo de Jolie es Dos en la carretera (Stanley Donen, 1967).
En esta película sesentera, Audrey Hepburn y Albert Finney describían -en clave de guía turística por el sur de Francia- el deterioro progresivo del amor, conforme las primaveras se acumulan en la travesía vital (todo ello regado con la inolvidable banda sonora de Henry Mancini).
Un periplo muy parecido al que AJ y Pitt experimentan en su ejercicio cinematográfico, aventura en la que incluso la misma Francia de los tristes contornos se aparece como leitmotiv visual en ambos casos. Una cadena de insinuaciones pictóricas que By The Sea tinta también con los horizontes estimulantes de las playas maltesas.
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