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Tom Cruise recupera el personaje que ya interpretó en 2012, en una aventura sin tregua donde deberá enfrentarse a una presunta paternidad y a un asesinato que nunca cometió. La estrella de Top Gun graba en estos momentos -entre Virginia y Louisiana– la segunda película basada en la saga literaria de Lee Child, a las órdenes de su colega y amigo Edward Zwick.
En las entrañas de la bestia imperialista, cualquier movimiento no autorizado está sujeto a la reacción de titánicas fuerzas estatales. Una situación que Jack Reacher conoce a la perfección.
Licenciado voluntariamente del ejército, este guerrero contra las injusticias sociales volvió a Estados Unidos por la puerta trasera de las identidades falseadas; y, desde entonces, se convirtió en el mayor defensor de las víctimas de las grandes conspiraciones políticas e institucionales, ubicadas en el país de las barras y estrellas.
En Never Go Back (libro número 18 de la colección original), Jack viaja a Virginia, para encontrarse con un antiguo amor y compañera de armas: Susan Turner. Sin embargo, al llegar al lugar concertado, el héroe se da cuenta de que la mujer ha sido detenida, y de que él mismo es acusado del homicidio de un adolescente de 16 años del que asegura ser inocente.
TOM CRUISE MUESTRA SU LADO SALVAJE
A medio camino entre Rambo y el protagonista de El equalizador, Reacher es un papel que TC siempre atisbó como un excelente trampolín con el que potenciar su carrera en el cine de tramas vertiginosas (y que tanto dinero le ha granjeado con títulos como Misión: imposible). Con ese planteamiento nada descabellado, el actor de Nacido el 4 de julio no paró hasta convencer al novelista Lee Child para que le vendiera los derechos cinematográficos. Una vez obtenidos los debidos permisos a golpe de talonario, el ídolo de la pantalla pudo meterse en la piel del icónico exmilitar, en el filme Jack Reacher (Christopher McQuarrie, 2012).
La cosa fue medianamente bien desde el punto de vista comercial, aunque no satisfizo del todo a los miles de seguidores de los libros ni al escritor de los mismos. Un motivo por el que Cruise ha decidido confiar la secuela a un director que conoce a la perfección (Edward Zwick), y a un equipo de guionistas con veteranía y experiencia, como es el compuesto por Marshall Herskovitz, Richard Wenk y el propio Zwick.
La acuosa y colorista Nueva Orleans– escenario habitual de las aventuras de JR– abrió sus puertas de aroma francés al ambicioso proyecto la pasada primavera, para que diera comienzo un rodaje caracterizado por los grandes presupuestos y la necesidad de concitar la faz más oscura y tenebrosa de un argumento con misterios envolventes.
Después de la ambigua interpretación efectuada en 2012, Tom se ha tomado el trabajo con la necesidad de captar la esencia del escurridizo Reacher, y con ello contentar a los amantes de un tipo cuya dureza se ha esculpido en el campo de batalla, siempre asociado con un sentido diáfano y redentor en cuanto a la protección de los más débiles.
Un individuo poliédrico y profundo, que también presenta múltiples puntos de nocturnidad que engrandecen el suspense sobre su pasado.
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