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Terrence Malick es ante todo un filósofo metido a director de cine, más que un obseso de las imágenes, las tomas y los platós.
Con esta característica de intelectualismo voluntario, algo exagerado en muchas de sus obras, el creador nacido en Illinois ha conformado una carrera de títulos pródigos en experimentaciones introspectivas; donde los diálogos son sustituidos habitualmente por potentes monólogos de voces en off, a través de los que el responsable de La delgada línea roja diserta sobre el mundo, las contradicciones humanas, los comportamientos extremos, o las tesis sobre los heroísmos cotidianos.
Bajo estas coordenadas activas resulta cuanto menos atrayente el hecho de que un autor tan particular se haya interesado por los evangelios, para elaborar un largometraje que seguro levantará más de una reflexión iconográfica y bastantes suspicacias, respecto a las supuestas licencias expositivas del mismo.
La película en cuestión lleva por título The Last Planet; y, en ella, Malick se acerca sin redes dogmáticas a la existencia de Cristo en la Tierra, mediante la escenificación de algunos de los episodios narrados en El Nuevo Testamento; aunque el productor Karim Debbagh ya ha anunciado que nadie espere una traslación reconocible de los textos sagrados, sino una adaptación libertaria e imaginativa de los mismos.
En una línea semejante ha ido el actor Mark Rylance; quien aseguraba a los fans -en su cuenta de Twitter– que TM había confeccionado, por ejemplo, cuatro versiones distintas del personaje de Satán, que es el rol que le ha tocado en suerte al intérprete británico de El puente de los espías.
El actor húngaro Géza Röhrig (Resistencia) es el encargado de liderar el elenco artístico de la movie, al encarnar la figura de Jesucristo. Una complicada caracterización, que le ha llegado por su innegable habilidad a la hora de desarrollar un papel con los simples gestos como únicas armas creativas, como demostró en la premiada cinta El hijo de Saúl.
TERRENCE MALICK EMULA A PIER PAOLO PASOLINI
Pese a las fuertes medidas de seguridad impuestas para no filtrar a la prensa ni una página del guion original, el propio Malick aseguró a un medio de comunicación que en la actualidad estaba recluido en Texas, para proceder a la fase de montaje del extenso material rodado. Un trabajo que le ocupará más o menos un año, y que tiene previsto dar como resultado una obra personal y de milimétrico espiritualismo, como han insinuado algunos miembros del equipo del filme.
No obstante, según las normas habituales que presiden el cine de Malick, sí es posible establecer unos parámetros por los que probablemente circulará The Last Planet. A tenor del sosegado ritmo impreso en la mayoría de sus cintas, no es descabellado pensar que la visión bíblica del director de To the Wonder distará mucho del espectáculo sanguinolento perpetrado por Mel Gibson, en La pasión de Cristo (2004); y que sus lazos consanguíneos estarán más en la línea de El evangelio según San Mateo (Pier Paolo Pasolini, 1964); La última tentación de Cristo (Martin Scorsese, 1988); María Magdalena (Garth Davis, 2018); y Últimos días en el desierto (Rodrigo García Barcha, 2016).
Precisamente, el último de los filmes mencionados hace referencia expresa al enfrentamiento entre Jesús de Nazaret y el Diablo, producido en el desierto. Uno de los capítulos que exhibe con especial dedicación el largometraje de TM, el cual ha sido grabado con singular perspectiva poliédrica en las dunas de Jordania.
Esta lucha constante entre el Bien y el Mal, entre la decencia y la tentación, entre la salvación y la condena eterna, se une a los diferentes capítulos que ilustran el libreto de The Last Planet, y que ponen en movimiento la prolífica mente de Malick, para diseñar una historia de tesis envolventes: promulgadas mediante pensamientos verbalizados, e imágenes de quietud espectral y atmósferas casi pictóricas.
Respecto al elenco interpretativo, aparte de los citados Géza Röhrig y Mark Rylance, también colaboran en la película conocidos rostros de la gran pantalla, como Mathias Schoenaerts (Lejos del mundanal ruido), Ben Kingsley (La lista de Schindler), Douglas Booth (Mary Shelley) y Joseph Fiennes (Shakespeare in Love), entre otros.
