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Richard Armitage rueda en Alemania la serie Berlin Station, donde da vida a un analista de la CIA que se ve envuelto en una peligrosa trama de espionaje. El guion corre a cargo del famoso novelista estadounidense Olen Steinhauer.
Ni el final de la Guerra Fría ha convertido a la capital germana en un territorio libre de conspiraciones entre las sombras. Fiel a su pasado como zona dividida por bloques enemistados, la urbe invita a los visitantes a imaginar historias sobre muertes clandestinas y maletines ocultos debajo de gabardinas multiusos.
Uno de los creadores que se han mostrado influidos por tal atmósfera berlinesa ha sido el autor Olen Steinhauer, quien ha construido parte de su currículo novelado con el espionaje como elemento primordial. Un ingrediente que explota al máximo a lo largo de los diez capítulos que componen la trama de Berlin Station (auspiciada por los tenues recuerdos del lacerante Muro de la vergüenza).
La obra, que está siendo grabada desde el pasado mes de abril en escenarios naturales del país de Goethe, tiene prevista su emisión para el próximo otoño. Siempre y cuando la cadena Epix (joven empresa nacida como delegación de Viacom, patentada por Paramount Pictures, Metro-Goldwyn-Mayer y Lions Gate Entertainment) cumpla con las exigencias del calendario.
RICHARD ARMITAGE BUSCA A LOS TOPOS
El guion de Berlin Station contempla la transformación de un eficaz agente de oficina en un enérgico hombre de acción, cuando este es enviado a Europa desde Langley (Virginia), para ponerse al frente de una operación de desenmascaramiento de un grupo de peligrosos traidores. Nada más llegar a Alemania, el experto archivero se pone en las manos de Hector DeJean (Rhys Ifans): un maquiavélico individuo, que actúa para el protagonista como un cicerone con espíritu de Virgilio.
Ambos se embarcan en una odisea por los escenarios confusos de una city en continua metamorfosis, y que el tiempo ha maquillado con las pinturas de los escenarios poliédricos en percepciones. En semejante decorado, Meyer conoce a seres tan enfermos por el ecosistema de los secretos de estado como el experto en planes de sabotaje patriótico Gerard Ellman (Richard Dillane), la esforzada Valerie Edwards (Michelle Forbes), el superviviente Steven Frost (Richard Jenkins) o la seductora Sandra Abe (Tamlyn Tomita).
Conforme el héroe se introduce dentro de las alcantarillas de las altas esferas, Daniel irá sintiendo el aliento de la muerte a la vuelta de cada esquina, siempre disfrazado con los actos explicables de los intereses partidistas y las insignias intercambiables.
Estas directrices marcan el argumento de un serial que, según Steinhauer y el director Michael Roskam, nace animado por el éxito que las viejas historias sobre los mundos del secretismo han generado recientemente en las salas de cine: dato confirmado tras el tirón taquillero de películas como El puente de los espías y El topo.
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