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Maroon 5 conforman un disco plagado de mixturas melódicas, las cuales tienen su centro neurálgico en un r&b de explosivos toques juguetones y vasos comunicantes sorprendentes.
Red Pill Blues (título del quinto álbum de la banda californiana) supone una sucesión de temas inspirados en los paisajes habitualmente expansivos del que hace gala el septeto.
Entre las colaboraciones más destacadas, a lo largo de los diez cortes que conjuntan este avispado trabajo, se encuentran las incursiones arriesgadas de SZA, la versatilidad hipnótica de Julia Michaels, la contundencia sinfónica de LunchMoney Lewis y las estrofas desafiantes de ASAP Rocky.
Maroon 5 es uno de esos grupos capaces de reinventarse a cada paso que dan en la industria discográfica.
Bien amparados en los oasis del pop emulsivo, el rap de factura mainstream, o el r&b disfrazado de hit discotequero; cada palo que tocan Adam Levine, Jesse Carmichael, Mickey Madden, James Valentine, Matt Flynn, P. J. Morton y Sam Farrar lo moldean a su antojo, a base de sublimación cromática y sonora.
Hace tres años, los californianos marcaron con V una cota alzada de desenfreno ausente de decoro, que se adueñó de las pistas de baile; experiencia que demostró el sobresaliente estado creativo de los siete músicos norteamericanos.
Sensaciones que los angelinos vuelven a concitar en su quinto viaje, galáctico y futurista en esta ocasión, bautizado Red Pill Blues (222 e Introspective Records). Un nombre que la banda tomó prestado conscientemente de la película Matrix.
Siete retratos en polaroid, maqueados con el sistema desarrollado por la divertida y circense aplicación para móviles Snapchat, se despliegan por la portada del CD, en un intento irónico por avisar al personal de que -a pesar del trasfondo de actualidad que despliega el álbum- el asunto tiene mucho que ver con la nostalgia setentera de los legendarios aventureros del funk, el pop y el r&b.
Justo como a los autores de Don’t Wanna Know les gusta ser vistos.
MAROON 5 PASAN DE LAS MODAS
Si hubiera que escoger un denominador común para Red Pill Blues, este sería el de conseguir una atmósfera festiva a toda costa, incluso en sus piezas más oscuras (si es que alguna de ellas puede ser catalogada de tal forma).
Desde el enérgico Best 4U al conclusivo y psicodélico Closure, el disco adquiere la velocidad activa de un vagón de tren en plena efervescencia tractora.
Efectista a nivel de mezclas e imaginativo en su asunción de presentar un discurso heterogéneo y extravagante, esta quinta obra en el currículo de los californianos saca partido de las virtudes inherentes a un producto que nada en múltiples piscinas genéricas, pero que no acomoda su brazada a la calle ninguna de ellas en exclusividad.
Dentro de semejante mosaico de tendencias, los amantes del blues alternativo y milenarista obtendrán una grata recompensa al toparse con el poliédrico What Loves Do (donde SZA hace de las suyas, en su asunción de diva rítmica propia del siglo XXI), los sibaritas del hip-hop hallarán el remanso requerido al alcanzar Whiskey (enarbolado por la voz callejera de ASAP Rocky), y los degustadores de las sensaciones aterciopeladas podrán refugiarse en las estrofas de Help Me Out (track que protagoniza la cristalizada garganta de Julia Michaels).
Todas estas composiciones mantienen en alza las virtudes musicales de Red Pill Blues: un disco que no olvida tampoco a los rockeros de clasicismo militante, a los que concita en torno a los guitarreos de Moves Like Jagger.
Teaser oficial de Red Pill Blues, subido por Universal Music
