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John Newman explora con su segundo álbum la variante discotequera, que ya insinuó en su anterior CD: el millonario Tribute (2013). Revolve (Universal e Island Records) encadena once temas de enérgicas notas, en cuyos ritmos enfervorecidos queda patente la mano de Charle Wilson, Greg Kurstin y Calvin Harris.
Pocos artistas pueden poner en su currículum el nada baladí dato de haber vendido millones de discos con su primer trabajo. Pero John William Peter Newman (Settle, Reino Unido, 1990) sí es capaz de incluir tal gesta en su dosier profesional.
Armado con una voz de impostación sureña, y una guitarra de cuerdas coloristas, el otrora colaborador de Rudimental (al lado de los que compuso y defendió el hit Feel the Love) vive su aventura más planetaria con Revolve: compacto llamado a ser uno de los protagonistas más destacados en el cosmos de las ondas para este 2016, y con el que el joven inglés de Cheating planta su candidatura para seguir la estela de veinteañeros tan encarrilados en el triunfo como Sam Smith y Adele.
JOHN NEWMAN ARRIESGA CON EL PARTY GAME
En 2013, cuando la prensa especializada analizó las virtudes de Tribute, la mayoría de los críticos se aprestaron a insinuar una leve conexión del colega de Piers Agget con la vena racial de Otis Redding y Aretha Franklin. Un elemento afectivo que Revolve se encarga de matizar, con la personalidad de alguien que anhela distinguirse dentro del paisajismo lírico.
John Newman no parece muy preocupado en los elitismos academicistas, destinados a contentar a los que buscan afanosamente los paraísos underground de la exclusión voluntaria; muy al contrario, lo que el isleño pide en la actualidad son baños de multitudes voluntariosas: amantes de la emociones exponenciales, que se mueven al compás de las melodías contagiosas.
Y en esas vistas de los alojamientos sin reservas marmóreas es en las que Revolve adquiere su omnipresencia creativa. Itinerario que comienza con una parrafada pronunciada con convicción por el actor Idris Elba, en un prólogo que genera un poco de confusión al escuchar el timbre cavernoso del protagonista de Luther. No obstante, esas sensaciones quedan pronto superadas, cuando empieza a desarrollar su pentagrama enloquecido el fervoroso All My Heart.
Así, hasta llegar al tercer corte: un más que sorprendente alardeo a lo Rick Astley y Maroon V nominado Lights Down, y que enciende los sentidos a través de la colaboración del efectivo Greg Kurstin.
Híbrido en insinuaciones soul, pop y ligeramente techno-dance y hip-hop; la segunda obra de JN gana peso ante la exhibición vocal del natural de Yorkshire, maquillada de heroísmo progresivo en tracks como I’m Not Your Man (una de las mejores muestras baladistas del álbum, ejercida en complicidad con Toby Gad), Killing Me y el radiado Tiring Game (interpretado junto a Charlie Wilson).
Dos trabajos en el mercado no son suficiente aval para prever un futuro de inmortalidad garantizada, pero sí permiten valorar la calidad de los presupuestos con los que los ídolos del mañana van construyendo las carreras ambiciosas. Escaparate en el que John Newman acredita fondo de armario talentoso, con el que mantener viva la llama de sus pentagramas más allá de un presente deformante.
Vídeo oficial de Tiring Game, interpretado por John Newman y Charlie Wilson. JohnNewmanVEVO
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