Jessica Chastain, con los ojos de Tammy
La protagonista de "Interstellar" se convierte en la predicadora, presentadora y cantante evangelista Tammy Faye, en el film "The Eyes of Tammy Faye".
0
0
Jessica Chastain parece una persona diferente, tras las capas de abundante maquillaje que esconden sus rasgos naturales. La actriz californiana ha tenido que soportar intensas horas de preparación en el set de rodaje de The Eyes of Tammy Faye, para copiar la fisonomía excesiva y voluntariamente recargada Tammy Faye Bakker.
La capacidad de Chastain para moldear su rostro y su cuerpo, a la vez de poner a trabajar sus contrastadas dotes para generar el suficiente peso dramático ante cualquier papel de trascendencia escénica que cae entre sus manos, ha sido suficiente aval para que Michael Showalter (La gran enfermedad del amor) la haya seleccionado para encarnar a la influyente y contradictoria Tammy Faye Bakker: la cantante y predicadora cristiana que reinó entre las audiencias religiosas de la televisión estadounidense, con sus programas y sus discos de música espiritual. Una dama de negocios multimillonarios y mensajes contagiosos, que construyó un imperio mediático entre los años setenta y los ochenta, en torno al popular espectáculo The PTL Club.
El biopic elaborado por Showalter sigue fielmente el guion diseñado por Abe Sylvia (Dirty Girl), el cual se inspira a su vez en el homónimo documental dirigido en 2000 por Fenton Bailey y Randy Barbato; para dibujar la poliédrica figura de Tammy Faye, desde antes de su etapa de joven amante de la música y de los mensajes religiosos, cuando era simplemente una camarera de bar y conoció a su pareja y socio en el ascenso al estrellato: el singular Jim Bakker.
Jessica Chastain comparte su retrato de Tammy con la joven Chandler Head (El castillo de cristal), quien se encarga de la telepredicadora en sus años infantiles. Al lado de esta pareja de intérpretes, Andrew Garfield (La red social) es el elegido para caracterizar al influyente y controlador marido de Tammy, Jim Bakker; mientras que Vincent D’Onofrio (Los siete magníficos) da vida a Jerry Farrell.
JESSICA CHASTAIN SERMONEA AL PERSONAL
Tammy Faye Bakker marcó una época en la existencia de los norteamericanos hambrientos de acercamientos divinos y espirituales, durante los setenta y los ochenta. La evangelista nacida en Minnesota supo cómo captar la atención de una legión de personas, que se creían a pie juntillas los mensajes de esperanza, bondad y cercanía celestial que propugnaba Tammy, desde un escenario con atrezo de templo, o desde un plató de televisión animado con marionetas e instrumentos musicales.
Junto a su esposo Jim, Tamara Faye (quien adoptó el apellido Messner cuando se divorció de Bakker en 1992, para casarse con Roe Messner) se convirtió en una star de signo titánico, a través de sus admirados y lucrativos espacios en la pequeña pantalla, y de sus empresas multimillonarias; como la del parque temático cristiano Heritage USA, ubicado en Fort Mill, en Carolina del Sur. Sin embargo, todo el sentido cristiano y la aparente corrección moral desplegados en sus alocuciones y tonadas tuvieron sus momentos también su reverso legal, con el juicio por fraude llevado a cabo contra ella y su pareja, en 1989.
Michael Showalter intenta configurar un recorrido coherente y verosímil por la intensa existencia de esta mujer de indudable facilidad para convencer a las masas con sus palabras extraídas de su conexión bíblica, y apaciguar el ánimo colectivo con su acercamiento a los que sufrían injusticias y dolor. La sencillez con la que se dirigía a las audiencias era una de las principales armas que favorecieron su éxito fulminante y vertiginoso, según los que visionaron algunos de sus shows más recordados. Una atmósfera de hipnosis programática, que recuerda a la ejercida por el personaje de la hermana Molly Finnister, en la serie Penny Dreadful: City of Angels.
Las luces y las sombras marcan la evolución de un guion que alterna episodios oscuros con otros de reconocida solidaridad, y que esculpieron sus muescas en la ajetreada vida de Tammy Faye. Unos vaivenes de naturaleza humana, que llevaron a la telepredicadora a orquestar extrañas operaciones de naturaleza crematística, mientras también colaboraba sin medias tintas con causas tan necesarias como la del colectivo LGTBI, y prestaba sus servicios para recaudar fondos en la lucha contra el VIH y el crecimiento del Sida en USA.
Después de trece años de su fallecimiento por cáncer de colon, la importancia popular de esta religiosa de voz sonora y cantarina todavía conserva parte del influjo de antaño. Tanto es así, que en estos momentos también hay un musical sobre su vida en espera de asaltar los escenarios de Broadway, cuando la pandemia del coronavirus lo permita.
Más información en
https://www.searchlightpictures.com
