Han pasado más de veinte años, pero los fantasmas que sedujeron a Jack Torrance aún continúan reclutando almas con destino al Infierno. En ese pretérito plagado de corredores sanguinarios y violentos (enmoquetados con el aroma del turismo de clase media-alta), el pequeño Danny y su madre consiguieron escapar de la psicopatía de Jack (cabeza paterna de laContinue Reading