Las medidas para frenar el mortal avance del coronavirus han venido acompañadas de la proliferación de fiestas ilegales y reuniones numerosas -sin guardar distancia ni portar mascarillas-, que traen a la palestra el regreso del insolidario y nihilista hedonismo radical, que muchas veces deriva en un negacionismo en busca de justificar el abandono al placer y a la diversión generalizada, por encima del bien social.