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Joaquin Phoenix rueda en estos momentos Don’t Worry, He Won’t Get Far on Foot, filme que se basa en la homónima autobiografía del artista estadounidense John Callahan.
Gus van Sant dirige al protagonista de Puro vicio, en la complicada dramatización de la existencia del citado artista de Oregón, el cual se quedó tetrapléjico a los 21 años.
La película también cuenta con la presencia de Jonah Hill, Rooney Mara, Jack Black y Udo Kier, entre otros.
La noche en que John Callahan sufrió el trágico accidente de coche que le postró en una silla de ruedas, el mundo cambió para el entonces veinteañero.
A partir de ese momento, y con mayor intensidad desde los 27 tacos, el citado creador comenzó a desarrollar una producción gráfica plagada de ironía y humor negro, donde la rabia desfogada de la incomprensión destrozaba a bocados el encorsetamiento de lo políticamente correcto.
Sin tachaduras silenciadoras de las inconveniencias hirientes, o exabruptos poco aconsejables en las reuniones de etiqueta; los personajes ideados por Callahan tienen en el enfado concluyente de la exclusión una de sus virtudes más destacadas, mientras se dedican a expresar sus pensamientos de forma salvaje y agresiva.
La religión, la familia, las costumbres, el nacionalismo, la falta de sensibilidad hacia las personas discapacitadas… Cualquier tema incómodo para el resto de la sociedad movía con pasión la pluma y los rotuladores del caricaturista nacido en Portland, como si sus manos se convirtieran en altavoces de los outsiders.
Estos mimbres narrativos han sido potenciados por el cineasta Gus van Sant, para confeccionar el guion de Don’t Worry. He Won’t Get Far on Foot: título que la película toma prestado de la mordaz e inteligente autobiografía elaborada por el propio Callahan.
JOAQUIN PHOENIX Y EL ESPÍRITU DE LA IRONÍA
Ambientada en Oregón, la trama de este proyecto sigue la vida de JC, desde que este tuvo la mala fortuna de quedarse tetrapléjico, tras una noche de borrachera.
Semejante acontecimiento ayudó a nutrir el carácter luchador de un dibujante realmente brillante, aunque nunca cómodo desde el punto de vista del conservadurismo norteamericano.
Tal ADN profesional llevó a Callahan a estar más de una vez en la picota de las censuras marginadoras. Medidas que tuvo que sortear en no pocas ocasiones, desde la privilegiada tribuna del Willamette Week: la publicación en la que aparecían sus historias ilustradas, en las que el feroz lenguaje y la descarnada escenografía hacían que no fueran del gusto de todos los lectores.
Libre y determinado a hacer valer la opinión de los discapacitados (sin caridades circundantes de por medio), el responsable de las animaciones de la serie Quads se mantuvo en las barricadas hasta su prematuro fallecimiento, ocurrido a los cincuenta nueve años.
Una vasta cosecha de viñetas que el cineasta Gus van Sant considera de enorme valor artístico, debido a su ingenio y energía a la hora de establecer sus parámetros argumentales.
Callahan elaboró su autobiografía sin maquillajes ennoblecedores, y el director de El indomable Will Hunting ha querido respetar ese ingrediente deformante y realista del texto original. Algo que eleva a progresión geométrica el mimetismo interpretativo al que se ha sometido previamente el actor Joaquin Phoenix, para encarnar al autor de Peiswick.
