Jason King, estilo psicodélico
Peter Wyngarde consiguió una notable popularidad, en la piel del ingenioso y mujeriego Jason King: el novelista y detective que protagonizó una popular serie para la pequeña pantalla, considerada una obra de culto televisivo, por muchos espectadores.
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Jason King fue una producción a seiscientas veinticinco líneas nutrida a base de imaginación a lo Free Cinema Británico, y con tenues influjos beatlemaniacos; en la que el surrealismo escénico y el gusto por los ambientes voluntariamente recargados -sin mencionar las tramas psicodélicas- compusieron sus huellas artísticas más señeras, sin dar cabida a la coherencia argumental o al raciocinio detectivesco en una concepción clásica.
A lo largo de las veintiséis entregas -de una hora cada una- de las que constó este serial (elaborado por Lew Grade’s ITC Entertainment Production Company), el alocado investigador llamado Jason King luchaba con imaginación contra peligrosas organizaciones criminales, y delincuentes de guante blanco con planes rocambolescos; mientras cuidaba en extremo su aspecto de donjuán trasnochado y amante de los excesos y de la buena comida. Una especie de James Bond de tira cómica, cercano a un precedente del cinematográfico Austin Powers y del icónico Hong Kong Phooey.
El genuino y colorista Peter Wyngarde fue el encargado de prestar su físico al elocuente y seductor Jason King. Un personaje que se ganó su propia serie de televisión, después de llamar la atención en Department S (producción de la ITC, emitida entre 1969 y 1970).
Aunque, en Department S, Wyngarde era el jefe del equipo de investigadores y espías que desarrollaban las diferentes tramas, el spin-off presentó una nueva faz de Jason King; tras embarcarlo más claramente en su universo de desenfrenada fantasía literaria, mediada por su extraña identificación con las realidades que experimentaba a lo largo de los episodios. Todo ello se hallaba ilustrado por los libros que este escribía, donde narraba con pasión las aventuras de un héroe nominado Mark Caine.
JASON KING DEJÓ HUELLA
Con la sombra de Ian Fleming y de James Bond en el espejo retrovisor, Dennis Spooner y Mark Berman montaron una serie rebosante de ironía y de humor, ambientada en una odisea pop de cromatismo deslumbrante.
Muy en consonancia con la época hippie y las ingeniosos películas de Mark Lester y Lindsay Anderson, Jason King aterrizó en los televisores británicos con un discurso más cómico que policiaco, dominado por la fisonomía extravagante del ya citado Peter Wyngarde.
El actor británico hizo suyos los vaivenes sentimentales y existenciales de Jason King, como si fuera un Matt Helm golpeado por una euforia pop de ritmos enloquecedores. Un tipo acosado por bellas mujeres, que resuelve los diferentes casos que se le presentan con la brillantez de su máquina de escribir, y con sus constantes elucubraciones de género pulp.
Al lado de tan singular individuo, la machacante editora Nicola Harvester (Anne Sharp) ponía el elemento racional de un serial que enganchó a los espectadores por sus tonos desdramatizados, y por su peculiar manera de desplegar las distintas investigaciones a las que asistía el chispeante King.
Ronald Lacey, Dennis Price, Richard Manner, Anton Rodgers, Tony Anholt, Nigel Green, Felicity Kendal, Ingrid Pitt… Numerosos secundarios de lujo escoltaron a Peter Wyngarde, para confeccionar las veintiséis historias de las que se compuso la obra seriada de Spooner y Berman.
Una producción nutrida por situaciones y diálogos realmente inspirados, en la que siempre sobresalía la actitud sardónica del antihéroe bigotudo y con abundante cabellera, bautizado Jason King.
Nota: El tema musical de Jason King estaba compuesto por Laurie Johnson.
