The Cure y el mundo perdido
The Cure lanzan al mercado "Songs of a Lost World" (Universal, Capitol Records): un disco repleto de orquestaciones épicas y letras comprometidas con el desencanto emocional, donde Robert Smith saca a pasear su sentido romántico y melancólico. Este decimocuarto trabajo de estudio de la banda británica revela el excelente momento creativo del quinteto de West Sussex, con temas tan impactantes como el atmosférico "Alone".
The Cure es una de esas formaciones que permanecen inalterables en el tiempo y resisten a las corrientes y las modas; merced sobre todo a la acreditada capacidad para metamorfosear su sonido habitual casi sin que se note cambio alguno, retoques movidos por la convicción de no renunciar nunca a las esencias artísticas que han hecho célebre al grupo.
Buena parte de la explicación de esa permeabilidad creativa reside en el brillante talento de Robert Smith, quien ha orquestado un sinfín de exploraciones rítmicas a lo largo de las cerca de cinco décadas de existencia de la banda.
Desde el postpunk de finales de los años setenta a los coqueteos con el pop en los ochenta, sin olvidar la huella de la new wave en clave tenebrosa, The Cure han mantenido un denominador común en su producción musical, centrado en las letras determinantes y apasionadas, y en las partituras etéreas y edénicas.
Dentro de semejante universo de notas surgidas de numerosas crisis voluntarias y acumulativas -teñidas debidamente por la pigmentación existencialista de la experiencia- es como mejor se comprende el curso narrativo de Songs of a Lost World (Universal, Capitol Records): un multiforme caleidoscopio de sentimientos a flor de piel, en el que la faz poética de Robert Smith adquiere dimensiones titánicas y solventemente agrietadas.
El decadentismo sutil y entristecido del poeta inglés Ernest Dowson ha servido de motor literario al esforzado Smith, para elaborar el tema de inicio de Songs of a Lost World: el suculento y emocionante Alone. Este corte antecede con holgura al resto de los siete tracks del disco, a los que envuelve una cierta atmósfera de pesimismo humano y vital, como si el mensaje fuera que el caos individual y afectivo puede dar como resultado una esperanzadora huida hacia mundos desconocidos, quizá más alentadores que el que conocemos en la actualidad.
THE CURE REGRESAN CON UN DISCO INSPIRADO EN PARTE EN LOS VERSOS DECADENTES Y ENTRISTECIDOS DE ERNEST DOWSON
La rebeldía presente de Robert Smith y de sus compañeros de The Cure ya no es la revolucionaria reacción de finales de los setenta del pasado siglo XX, años en los que había una necesidad obsesiva por alcanzar metas musicales diferentes y alentadoras. Ahora, cualquier intento de alejarse de la norma pasa por un viaje sorpresivo hacia el interior de uno mismo, concebido únicamente para sacar a la luz los demonios que se esconden en las caídas agresivas del ánimo cotidiano.
Esta travesía, muchas veces entendida como una odisea homérica, la efectúa Robert Smith con los simples aperos de su propia experiencia de letrista creíble y analítico, con sus momentos de zozobra anunciada y de su asfixia sensitiva frente a los pétreos obstáculos de las realidades distópicas y mediáticas.
Desde el arranque de Songs of a Lost World, el oyente tiene la sensación de encontrarse ante una obra de tintes épicos, en la que confluyen numerosas corrientes de expresión auditiva. En este contexto, Alone levanta el telón con su dramatismo vulnerable y resquebrajado, para preludiar una sucesión de pulsaciones orquestales y autorales que redundan en la elaboración de un conjunto de melodías extrañas e hipnóticas.
Las costuras derrotistas de And Nothing Is Forever, las pigmentaciones sensitivas de A Fragil Thing o los acordes militantes de Warsong muestran la textura agradable de un álbum destinado a huir de la mercadotecnia vacua, para promover reacciones de apego a la genialidad de una banda que se mantiene inalterable a pesar del paso de los lustros; ya que siempre está pendiente de renovar a golpe de los versos y las partituras más singulares y efectistas posibles.
Nota: Songs of a Lost World supone el debut en un disco de estudio de The Cure del guitarrista Reeves Gabriel y del teclista Roger O’Donnell.
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