Emilia Pérez lleva meses cosechando premios en los distintos festivales en los que compite. Precisamente, el pasado domingo, esta película dirigida por el francés Jacques Audiard (Un profeta) se alzó con cuatro galardones en la prestigiosa gala de Los Globos de Oro, únicamente seguida por la dramática cinta The Brutalist.
Existen muchos factores artísticos que confluyen en el desarrollo de Emilia Pérez para que esta desconcertante obra haya originado tal torrente de menciones y reconocimientos, también avalados por la taquilla internacional. Uno de ellos es el carácter poliédrico de su propuesta, que hace del aparente caos expresivo uno de los puntales que sustentan su trama laberíntica y singular.
Jacques Audiard nunca ha ocultado que este film surgió como un empeño personal, en el que hasta el guion lleva su firma como autor omnipresente, sin precisar la colaboración de su habitual compañero profesional en las tareas de redacción de libretos cinematográficos (Thomas Bidegain solo actúa como colaborador creativo de la historia). Una obsesión que nació tras leer la novela Écoute, de Boris Razon. En concreto, fue un capítulo del mencionado texto el que inspiró al cineasta parisino para montar el engranaje misterioso y casi hipnótico que despliega Emilia Pérez.
El Festival de Cannes fue el primer sitio en el que la movie protagonizada por Zoe Saldaña y Karla Sofía Gascón testó sus posibilidades para impresionar a los espectadores.
Aparte de los premios logrados en el certamen galo (obtuvo dos), quedó claro que el argumento de la cinta conseguía capturar la atención del público, a base de diálogos encendidos y situaciones concebidas como un musical contemporáneo: netamente callejero y psicodélico.
Pese a que la mayor parte de los escenarios en los que transcurre la acción están recreados en unos estudios parisinos (finalmente, Audiard decidió no viajar a México para grabar los exteriores), Emilia Pérez transmite una fuerza carnal y agresiva muy enclavada en el entorno, que viste de verosimilitud conceptual el oscuro viaje existencial ilustrado mediante canciones y números musicales.
A esa habilidad del cineasta para narrar el guion de una manera desconcertante se suma el compromiso del competente elenco interpretativo, encabezado por las brillantes actuaciones de la estadounidense Zoe Saldana (Colombiana) y de la madrileña Karla Sofía Gascón; quien, a través de su personaje de Emilia Pérez, intenta concienciar sobre la necesidad de ver la transexualidad como algo normal, sin marginaciones por parte del resto de las personas que nutren su ecosistema social.
EMILIA PÉREZ ES UNA PELÍCULA QUE SUSTENTA SU ATRACTIVO EN UNA AMALGAMA DE GÉNEROS, QUE MARCAN LA EVOLUCIÓN DE LOS PERSONAJES
El argumento de Emilia Pérez empieza con un ofrecimiento extraño y misterioso a la abogada Rita Mora Castro (Zoe Saldana). El encargo se lo hace un narcotraficante llamado Juan “Manitas” del Monte, y consiste en un plan para desaparecer de la escena criminal en la que este se mueve habitualmente.
La idea del capo de la droga consiste en someterse a una operación de cambio de sexo, tras la que se convertirá en la singular y excesiva Emilia Pérez (Karla Sofía Gascón).
Las distintas reacciones a los propósitos de Del Monte marcan el desarrollo de una obra que crece a partir de su diseño original como ópera contemporánea de cuatro actos, donde las protagonistas entonan sus pensamientos con las letras diseñadas por la cantante Camille, y con la instrumentación de Clémet Ducal.
La naturaleza musical de Emilia Pérez remite sutilmente a la fórmula utilizada por el danés Lars von Trier, en Bailar en la oscuridad, o por el francés Alain Resnais, en On Connaît la Chanson!; clásicos que muestran la necesidad de que la trama centre sus diálogos en composiciones melódicas de potente trazo emocional.
Dentro del mencionado esquema creativo, resulta sorprendente encontrar a la otrora voz suave de Selena Gomez acometiendo sentencias tan aguerridas como las que expresa en los temas Bienvenida y El Camino. Una batería de aceradas letras, en las que Zoe Saldaña y Karla Sofía Gascón también incorporan sus virtudes como solistas.
Sin acogerse a un género concreto, la película de Jacques Audiard pivota sobre asuntos que tienen que ver con los films policiacos relativos al narcotráfico, los dramas de familias en las que el crimen mafioso es una norma a seguir, los thrillers con desenlaces imprevisibles y las épicas determinaciones de quienes reclaman una mayor comprensión social para las personas que solo anhelan ser ellas mismas, sin tener que pasar por las normalidades enfermizas tendentes a marginar la libertad de elección sexual de los hombres y mujeres.
Nota: El vestuario de Emilia Pérez está diseñado porAnthony Vaccarello, perteneciente a la casa de Yves Saint Laurent.