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Emily Blunt oyó hace poco la claqueta conclusiva en el rodaje de La chica del tren: filme basado en el homónimo best seller de Paula Hawkins, que ha elaborado el cineasta Tate Taylor. La protagonista de La reina Victoria encarna en el largometraje a una mujer tendente al alcoholismo, que se ve involucrada en la desaparición de una joven. La movie llegará a las salas de USA el próximo 7 de octubre de 2016.
Un papel al borde de la locura y una trama que parece inspirada en La ventana indiscreta y El tren de las 4: 50, de Agatha Christie, hicieron de La chica del tren un fenómeno de ventas en el momento de su publicación, ocurrido en 2015. De la noche a la mañana, la autora del libro (Paula Hawkins) empezó a sonar en los círculos literarios como la nueva P. D. James, y los lectores se multiplicaron por doquier, hasta convertir el texto en uno de los más demandados en las bibliotecas particulares.
Transcurrido menos de un año de la explosión mediática, y aún con el calor de la ventas millonarias entre sus avales, la obra de la escritora nacida en Zimbawe (aunque británica por nacionalidad) ha sido traducida a imágenes en movimiento por el director Tate Taylor (responsable de la laureada Criadas y señoras), quien ha hecho suyo el universo desquiciado de la novela; y con él ha diseñado una película cargada de misterios y miedos, en la que brilla el influjo de maestros del suspense tan admirados como Alfred Hitchcock.
EMILY BLUNT SIENTE EL VÉRTIGO DE RACHEL WATSON
Desde octubre de 2015, el equipo liderado por Taylor ha tomado las calles de la urbe del Empire State para ilustrar la historia, y eso que el argumento original estaba ambientado en un Londres de grises circundantes. Una variante llamativa que, sin embargo, no modifica sustancialmente el grueso de la acción.
El guion ideado por la norteamericana Erin Cressida Wilson (Retrato de una obsesión) sigue los pasos de una mujer llamada Rachel Watson (Emily Blunt), en una de las épocas más duras de su existencia, tras su traumático divorcio. Incapaz de aguantar su situación actual, esta señora cae en el alcoholismo, mientras atenúa su soledad con una imaginación proclive a inventar historias sobre las personas que ve en el tren que coge cada mañana para ir a trabajar.
Subida en el citado medio de transporte, Rachel pasa por la casa donde reside su exmarido Tom (Justin Theroux) con su nueva pareja sentimental (Anna, a la que dota de físico la actriz sueca Rebecca Ferguson). Pero, lo que verdaderamente llama su atención es la privacidad y las fantasías orquestadas en torno a dos seres que también atisba desde los raíles: Megan (Hayley Bennett) y Scott (Luke Evans), a los que RW bautiza como Jess y Jason.
De esa manera, entre la ficción y la realidad, pasa su rutina Miss Watson; hasta que un día, la protagonista se entera por un noticiario televisivo de que Megan ha desaparecido, y de que ella podría haberle ocasionado algún mal que no recuerda.
Dreamworks Pictures, Reliance Entertainment y Marc Platt Productions son las firmas responsables de esta esperada traslación al formato cinematográfico del famoso libro, proceso de filmación que llevó un extenuante trabajo previo para la formación del casting. Emily Blunt estuvo casi desde el primer instante en la cabeza de Tate Taylor, como la desquiciada Rachel Watson. Sin embargo, para los otros personajes se testaron estrellas tan solicitadas como Kate Mara y Jared Leto.
Al final, la elección de los que están en la película se asumió más por la adecuación de los mismos a los papeles que les había tocado interpretar, y no por la mera atención al tirón taquillero. Todo para intentar convocar -con la mayor fidelidad posible- la esencia de un argumento tan adictivo como este, el cual goza de fans en las más diversas naciones y continentes.
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