
Michael McDowell no ha podido disfrutar del reconocimiento internacional que le ha dado la traducción a varios idiomas de su brillante saga titulada Blackwater. El autor estadounidense falleció en 1999 víctima del Sida, sin saber que su estilo gótico sureño (inspirado ligeramente en el profundo humanismo de William Faulkner y en el espíritu aventurero de Mark Twain) iba a imperar en las listas de los libros más vendidos a nivel planetario cerca de cuarenta años después de la publicación de Inundación en 1983(el primer volumen de Blackwater).
El caso de McDowell no es tan trágico como el de John Kennedy Toole, quien se suicidó antes de afrontar el supuesto fracaso de La conjura de los necios; pero sí se puede calificar como un fenómeno singular. Cuando el responsable de Blackwater empezaba su andadura literaria, el propio Stephen King lo calificó como uno de los escritores de terror clásico más ingeniosos de su generación. Una alabanzas que MMc siempre agradeció, y que le impulsaron a seguir narrando sus relatos fantásticos, plagados de seres extraños y agresivos.
Al igual que hizo con los seis volúmenes de Blackwater, Blackie Books ha presentado una nueva obra del creador nacido en Alabama, titulada Hija de la venganza; y lo ha hecho a través de una edición muy cuidada, con un diseño modernista que aporta distinción a un texto que viaja con soltura a las entrañas de la oscuridad de la América profunda y siniestra, con una galería de personajes siniestros, bestiales y potentes.
La fórmula que lubricó las aventuras evolutivas de la maquiavélica Elinor Dammert, en Blackwater, vuelve a nutrir las páginas de Hija de la venganza. Un esquema de trabajo que ambienta su contexto situacional en 1871, algo más de un lustro después de la finalización de la Guerra de Secesión. En ese año es en el que se desatan las pasiones aceradas y las prácticas demoniacas y criminales que describe la absorbente trama central.
MICHAEL McDOWELL UTILIZA EL MISMO ESTILO DE MIEDO SOBRENATURAL “MADE IN USA” CON EL QUE CONCIBIÓ “BLACKWATER”
A lo largo de la trayectoria literaria de Michael McDowell, el cine ocupó un lugar especialmente significativo. La imaginación expansiva del autor de Blackwater llamó la atención del cineasta Tim Burton, quien requirió de sus sus servicios para elaborar los guiones de Beetlejuice y de Pesadilla antes de Navidad. Pero estas no fueron las únicas incursiones de McDowell en el séptimo arte, ya que también firmó los libretos de Thinner y Cluedo.
La capacidad creativa del novelista de Alabama sigue un poco el camino de escritores tan admirados en la ciencia ficción y el terror como fueron Ray Bradbury y Richard Matheson, quienes igualmente mezclaron su mundo literario con interesantes incursiones en la industria audiovisual. Unas comparaciones que muestran la habilidad de todos ellos para saltar de una prosa más descriptiva y reflexiva, a los diálogos directos y sugerentes que piden los guiones de cine y televisión.
Uno de los puntos fuertes de los trabajos de Michael McDowell estriba en la construcción de escenarios siniestros y fantasmales. En Blackwater fue la extraña localidad de Perdido, en Alabama; y en Hija de la venganza es una ruta en la que caben desde un polvoriento pueblo ubicado en Nueva Jersey, hasta los amenazantes muelles de Nueva York.
En torno a los citados lugares es por los que se mueve Philomela Drax, una mujer que decide luchar por los suyos, tras recibir una desasosegante carta de su abuelo, quien le pide ayuda para frenar los planes homicidas de la familia Slape. Dentro de este clan, Katie es quien maneja los hilos, aposentada en unos conocimientos esotéricos bastante oscuros y peligrosos. El duelo entre Philomela y los Slape es lo que ilustra Hija de la venganza, como si fuera un western teñido por el tenebrismo telúrico de MMc, heredero en barroquismo sobrenatural de Edgar Allan Poe.
Absorbente y sorpresiva, la novela de McDowell que acaba de ser traducida al idioma de Cervantes supone una ventana abierta a universos plenos de miedos ancestrales e imaginación. Unos paisajes en sombras, que hacen de los textos del autor estadounidense auténticos testimonios de maldad y violencia soterrada.
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