Héctor Alterio y Lola Herrera descansan en el estanque dorado
Existe un momento, dentro de la vida de todo ser humano, en que los amaneceres otrora luminosos tornan su brillantez cantarina en cálidos ocres crepusculares. En ese instante, imperceptible por la razón pero nítido para el espíritu, la epidermis abre poros de serenidad, hacia horizontes difuminados en la paleta deContinue Reading