The Black Keys crean atmósferas

The Black Keys crean atmósferas

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The Black Keys
The Black Keys estilizan su sonido habitual en “No Rain, No Flowers”.

The Black Keys ya no son esa formación emulsionada por un rock contestario de garaje clandestino y notas desafiantes. Las más de dos décadas que Dan Auerbach (guitarra y voz) y Patrick Carney (batería y voz) llevan en el circuito musical han ido limando poco a poco la fuerza agresiva de sus primeros trabajos, para alcanzar una especie de refugio atmosférico, en el que cada sonido está destinado a provocar el misterio y la sensualidad conceptual.

El decimotercer álbum de estudio de los norteamericanos, titulado No Rain, No Flowers (Easy Eye Sound y Warner Records), confirma la metamorfosis de los imaginativos autores de Lonely Boy (verdadero himno ubicado en la búsqueda de la identidad perdida, que transmitió el desconcierto humano tras la entrada en el tercer milenio); y lo hace a través de once temas cargados de insinuaciones subliminales, en las que se atisba la destilación de un rock cercano a las inspiraciones orquestales, más que al añejo blues teñido de punk alternativo, que tanto solía gustar al grupo nacido en Ohio.

Un año antes de ponerse a grabar No Rain, No Flowers, Patrick Carney reconocía en sus redes sociales que tanto él como Auerbach estaban en una situación asfixiante, amenazados por unos abismos insondables que ensombrecían sus respectivos espíritus creativos. Tales pensamientos coincidieron con la edición de Ohio Prayers; palabras que pueden explicar el hecho de que las canciones que nutren la nueva obra de los estadounidenses estén compuestas por  un conjunto de autores a los que The Black Keys admiran, y en los que confían.

The Black Keys
The Black Keys están de gira por Estados Unidos, para presentar “No Rain, No Flowers”.

Sin embargo, a pesar de que existe una evidente evolución artística en sus temas actuales, el grupo no renuncia, en No Rain, No Flowers, a rememorar los aromas de su pasado musical. Esto se nota con rotundidad en cortes como Man On A Mission, cuyos acordes y estilo recuerdan mucho a los que alimentaron el legendario hit Lonley Boy.

En este sentido, no es de extrañar que el ambiente de Nashville (The Black Keys grabaron el álbum en el Easy Eye Sound Studio de la citada ciudad de Tennessee) haya calado en Auerbach y Carney, y les haya inspirado con melodías hipnóticas y letras tendentes a causar el enganche colectivo, imantado con arranques explosivos y desarrollos aligerados en cuanto a la tralla acústica de otros tiempos.

THE BLACK KEYS DISEÑAN UN DISCO PLAGADO DE SONIDOS ARMONIOSOS, UNIVERSOS HIPNÓTICOS Y LETRAS TENDENTES A ENGANCHAR A TODO TIPO DE PÚBLICO

La colaboración intensa de Rick Nowels, Daniel Tashian y Scott Storch, entre otros, dotan a No Rain, No Flowers de un dramatismo sorpresivo, protagonizado por odas que remiten a regresos suspendidos en el tiempo, como es el caso de Neon Moon (track con el que se cierra el curso narrativo del nuevo trabajo de The Black Keys). Con semejantes ingredientes, el resultado es una obra que pivota con inteligencia entre el blues de factura elevada y el rock de naturaleza existencial.

Tales trazas sitúan el decimotercer disco del dúo de Ohio en una esfera cercana a la de formaciones tan legendarias como Eagles y Poco. Un terreno en el que igualmente hay chispazos de rebeldía a lo David Bowie de Heroes, y tirabuzones discotequeros más propios de Maroon 5 que de los contestarios y elocuentes músicos que dieron cuerpo a un álbum tan emblemático como The Big Come Up.

The Black Keys
The Black Keys firman un álbum de sorprendentes accesos melódicos, en el que también hay sitio para recrear el ritmo de su hit “Lonely Boy”.

Déjalo ir/ Tienes que dejar irse a todo/El tiempo pasa por ti/ De nada importa lo que podamos intentar (…)“. Este demoledor inicio corresponde al primer corte del No Rain, No Flowers, titulado como el disco. Una composición sobre la imposibilidad de albergar eternidades vacuas firmada por el imaginativo Rick Nowels,, y que preludia el argumento de un Cd que no huye de las derrotas individuales, sino que afronta la posible esperanza de que algo cambie en la dirección del GPS humano, empeñado en dirigirse a las extensiones dominadas por derrumbes inevitables.

La brillantez de The Night Before, el desapego afectivo de Babygirl, las poéticas simas instrumentales de Down To Nothing, los impulsos emotivos de Make You Mine o la broma rítmica que esgrime Kiss It son algunos de los pegadizos temas de esta obra de diseño singular nominada No Rain, No Flowres, que sitúa a The Black Keys en un terreno donde el rock de garaje ha cedido el paso a los parámetros de una madurez creativa sin medias tintas, empeñada en reflejar el talento de los imperecederos Dan Auerbach y Patrick Carney.

Nota: The Black Keys están ahora de gira por Norteamérica.

Más información en

https://www.warnerrecords.com

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