Veinticuatro años revolcándose por los escenarios más mugrientos y peligrosos del planeta, y –según las malas lenguas- aún luce la misma camiseta sin mangas que
Veinticuatro años revolcándose por los escenarios más mugrientos y peligrosos del planeta, y –según las malas lenguas- aún luce la misma camiseta sin mangas que