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Bloc Party lanzan al mercado el quinto álbum de su carrera: un eufórico canto colectivo a los ritmos sincopados y envolventes, titulado Hymns (BMG). La banda capitalina, liderada por la voz de Kele Okereke, estrena en esta obra el bajo de Justin Harris y las baquetas de Louise Bartle.
El espíritu de la adrenalina musical británica de finales de los setenta y principios de los ochenta, tuvo en Londres una especie de resurrección en los albores del tercer milenio. En ese contexto de tecnologías mal asumidas y revoluciones binarias, el pop de tintes warholianos, el rock de púas sudorosas o el punk de after hours marcaron con su herencia genética a los supuestos renovadores de la escena sinfónica, tales como Arctic Monkeys o los afamados Muse.
Dentro de ese grupo de defensores del legado propiamente isleño, Bloc Party personificaron un punto de inflexión de calidad y talento, con su estilo híbrido entre las coordenadas afectivas de Joy Division en conexión con New Order, la vena electrizante de The Chemical Brothers o las líricas enloquecedoras de The Smiths.
Después de álbumes tan celebrados como Silent Alarm (2005) y Four (2012), el cuarteto encabezado por Kele Okereke y Russell Lisiack vuelve a la actualidad con Hymns: un esperado compacto de influencias diversas y paisajes hipnotizadores, que invita a bailar y a disfrutar con sus colores voluntariamente cambiantes.
BLOC PARTY GENERAN LÍRICAS QUE ENGANCHAN
En 2015, la banda londinense anunció a bombo y platillo la edición de su nueva obra, gestada con la ayuda de los productores Tim Bran y Roy Kerr. La inclusión del primero, asociado con el trabajo de formaciones de diversión glam del pelaje de Scissor Sisters, hacía prever un giro en el curso profesional de los isleños. Suspicacias que al final no se han materializado por la vía de los hits mainstream, sino por la de las genialidades técnicas extendidas desde la mesa de mezclas.
El single de avance, el enérgico The Love Within, apunta a esas sensaciones de agrupar a sus seguidores en torno a las melodías calóricas y contagiosas; algo que también reafirma el segundo tema destacado de Hymns: el extraño y casi confesional Virtue.
Aunque en estos himnos de psicodelia necesaria hay un mensaje para cada momento del día o de la noche. Según este esquema filosófico y conceptual, existen píldoras de lagrimeo afectivo (So Real), polvos de químicas saludables (Different Drugs), declaraciones de voces melifluas (My True Name), asunciones de individualidades exigidas (Into The Earth) o locuras de exquisitos sabores (Living Lux).
Vibrante y con la excitación propia de las citas secretas, este quinto trabajo de Kele Okereke, Russell Lisiack, Justin Harris y Louise Bartle deja constancia del momento reivindicativo de unos Bloc Party más desenfadados que antaño, como si estuvieran mudando la piel indie hacia otras metamorfosis de poesías diversas, más acomodadas en los paraísos de las grandes colectividades que en las exclusiones elitistas.
Vídeo oficial de Virtue, por Bloc Party. VEVOBlocParty
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