Xavier Cruzado se documentó intensamente durante un período de tiempo prolongado, para dar con la base realista y confiable de su obra Reino de sombras, y dotarla de la suficiente contundencia y verosimilitud desde el punto de vista policiaco y detectivesco. “Tras tres meses de investigación, en la que tuve el gran placer y honor de contar con la ayuda del mejor criminólogo español, el profesor Vicente Garrido, entre entrevistas a víctimas de abusos, cuerpos policiales, etc., y tras cuatro meses más de escritura con total dedicación, surgió esta novela“, señala el escritor, en su página web.
Con una desenfadada prosa hermanada con la narrativa cinematográfica (directa y visual a lo largo de sus laberintos argumentales), Reino de sombras sitúa al lector ante un panorama sombrío y aterrador, en el que la tenebrosa lacra de la pederastia en el seno de la Iglesia católica dirige los invisibles hilos de una trama hundida en la tragedia de las múltiples víctimas que sufrieron en silencio bestiales abusos sexuales, cometidos por algunos sacerdotes en el ejercicio de su supuesta y diabólica misión espiritual.
Hace un tiempo, la Iglesia católica en Francia pidió públicamente perdón por los casos de violaciones de menores sucedidas en recintos eclesiásticos, y acalladas -hasta las palabras del Papa Francisco– por las tibias y laxas condenas del Santo Oficio. Una falta de reconocimiento por el daño causado, que la Iglesia católica en España aún no ha efectuado de manera clara y contundente, a través de los canales adecuados. Ausencia de reparación humanitaria, que Xavier Cruzado utiliza para vestir de delación su intenso thriller, nutrido en esencia por el veneno que esparcen los abusos a los menores violentados sexualmente por supuestos defensores de la justicia y protección hacia los más necesitados, y cuyo mal nadie de encargó de reparar en su momento.
“La historia está enmarcada en la trama corrupta dentro del poder político y eclesiástico, ambos bajo un mismo poder en la sombra. Bajo múltiples hechos reales, construyo un relato de ficción, pero siempre conservando el trasfondo real e histórico que se vivió en la época en que se desarrolla el argumento. Todos los personajes públicos que salen reflejados en la novela y los hechos en los que se ven envueltos, son reales y consultables a través de las hemerotecas de la época“, comenta Cruzado. Unas afirmaciones que sitúan el texto en el epicentro de un huracán de sentimientos contrapuestos, en el que la confianza institucional y evangelizadora se resquebraja de manera irreparable, frente a unas situaciones tan terribles como las descritas en el libro.
XAVIER CRUZADO SIGUE LA ESTELA DE DAN BROWN, AUNQUE DE UNA MANERA MENOS SIMBÓLICA
La acción de Reino de sombras arranca algunos meses antes de la visita a España del entonces Papa Benedicto XVI. Durante los preparativos, una serie de sangrientos asesinatos de sacerdotes (todos ellos mutilados salvajemente) se producen en diferentes templos católicos del país. La inspectora de la policía nacional Candela Santos es la encargada de ponerse al frente de la unidad de investigación en tan singular y rocambolesco caso múltiple. Un equipo en el que también participan activamente un profesor de Historia medieval, llamado Gonzalo Sanmartín, y un doctor en Psiquiatría, nominado Juan Miguel Garmendia, entre otros.
Estos personajes se embarcan en una cruzada de destino incierto, en la que los obstáculos burocráticos y las mordazas interpuestas por las altas instancias del poder (tanto eclesiástico como político) impiden resolver rápidamente una trama demasiado espinosa para muchos de los altos cargos de la jerarquía eclesiástica (todavía amparados en las salvaguardas dogmáticas de la franquista concepción del Nacionalcatolicismo), sobre todo si las conclusiones llegan a hacerse públicas. No obstante, los medios de comunicación se apresuran a identificar al supuesto asesino con una especie de inquisidor con una retorcida misión redentora, y Santos y sus compañeros se ven forzados a una carrera contrarreloj para solventar el misterio.
Pese a que Xavier Cruzado menciona como sus referentes literarios más claros a Dan Brown y a Ian Fleming, Reino de sombras parece gozar de un parentesco temático más cercano a la obra El espía de Dios, de Juan Gómez-Jurado. Las dos narraciones tocan con intensidad y eficacia el asunto de la pederastia en el seno de la Iglesia católica, y las consecuencias que esos actos causan en la mente trastornada de quien se erige como mensajero de la justicia divina en el mundo.
A modo de juego interactivo, Cruzado propone a los lectores seguir el conjunto de pistas que ofrecen los ocho escenarios de los crímenes que conforman el cuerpo argumental de la obra, y así establecer ingeniosas pautas para el seguimiento de los intrincados laberintos internos, que se desencadenan a partir de los truculentos asesinatos del temible “inquisidor”.
Tales armas creativas le sirven al escritor barcelonés para gestar una novela compuesta por giros constantes, que instalan sus tentáculos en el territorio de thrillers tan adictivos como La piel del tambor, de Arturo Pérez-Reverte, y Ángeles y demonios, de Dan Brown.
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