Gabriel García Márquez es responsable de una literatura inaprensible por las reglas racionales del intelectualismo marmóreo; ya que sus líneas moldean un caudal creativo que cobra vida a través de los símbolos que evocan las palabras y acciones de los personajes que conforman las páginas de sus novelas y relatos, como si estos seres de papel y tinta palpitaran en un mundo carente de realidades comprobables mediante la lógica.
Solo en un universo paralelo es posible acercarse a las extensiones agrestes y promiscuas del misterioso Macondo de Cien años de soledad, o derramar lágrimas saladas al compás del romance eterno de Amor en los tiempos del cólera.
Esta fórmula de realismo mágico terruño, tintado por una atmósfera de sueño efervescente y alegórico, le sirvió a Gabriel García Márquez para elaborar un legado literario incontestable, pleno de emociones visuales y de accesos sensibles, que nutren su peculiar ecosistema de fantasías hipnóticas y sorprendentes.
Dentro de esos meandros profesionales, En agosto nos vemos llega a las librerías con la vitola de ser un libro póstumo, con lo que ello conlleva de curiosidad implícita e imparable. A tal efecto, Random House no ha dudado en publicar el último texto manuscrito por el genial escritor nacido en Aracataca, debido sobre todo a la indudable calidad escenográfica que plantea la narración, ilustrada por un lenguaje reconocible y sumamente enriquecedor.
La muerte de Gabo en 2014 apagó la producción literaria de uno de los mejores escritores en español. Una fecha trágica, que permite a los responsables de Random House recordar al increíble creador colombiano diez años después de su fallecimiento, con la aparición de este novela cuarteada a base de imágenes y sentimientos desbocados, que reúne gran parte de los elementos preferidos de García Márquez para confeccionar sus historias.
“El lenguaje de Gabriel García Márquez es mágico y lírico. No existe nadie que escriba como él“, recalca el también literato Salman Rushdie.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ LANZA SU CREACIÓN PÓSTUMA DIEZ AÑOS DESPUÉS DE SU MUERTE, OCURRIDA EN 2014
Según los conocidos de Gabriel García Márquez, En agosto nos vemos es el resultado de un proyecto que se le enquistó al escritor colombiano durante demasiado tiempo, debido a la ambición artística que quería imprimirle en un principio. De hecho, Gabo sentía una leve frustración, al ser incapaz de dotar del cuerpo anhelado al relato de Ana Magdalena Bach: la mujer que en la obra toma el trasbordador cada mes de agosto, para visitar en una isla la tumba de su madre fallecida.
La peculiar situación planteada, con el camposanto como inusitado destino de la protagonista, permite García Márquez imaginar un sinfín de interacciones humanas y fantasmales, en las que Ana Magdalena descubre un mundo de inusitadas influencias fantásticas y existenciales.
Aprender cómo vivir a través de los sueños, o de las apreciaciones sumidas en un abismo de duermevela, es lo que promueve la vaporosa acción de En agosto nos vemos, como si se tratara de un elocuente canto al ansia de romper con lo establecido, y permitir el goce reprimido por la edad y las convenciones sociales.
La sensualidad que desprenden cada una de las obras de Gabriel García Márquez también se cuela por las páginas de su trabajo póstumo, como si alentara a los lectores a disfrutar con lo que vuela por los ambientes que describe, aunque no posea la corporeidad de las realidades candentes.
Cada una de las visitas de Ana Magdalena Bach a la tumba de su progenitora esconde una sorpresa imprevista, que provoca un giro sutil en la evolución de la trama. Un cúmulo de odiseas sin mayor Ítaca a la vista que la tierra uniformada del camposanto, regada con muchos deseos de escapar a lugares aún por descubrir.
Nota: En agosto nos vemos, de Gabriel García Márquez, estará a la venta desde el próximo 6 de marzo.
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