Lars von Trier concibió Bailar en la oscuridad como una obra donde los anhelos compiten en preeminencia con la crueldad medioambiental.
La capacidad de Selma (la protagonista) para abstraerse de su desesperada situación existencial, a base de melodías fantasiosas y esperanzadoras, conformó una impactante historia; con la que el cineasta danés dio por concluida su sentida trilogía del corazón dorado: tríptico conjuntado por Rompiendo las olas, Los idiotas y Bailar en la oscuridad.
Un grupo de películas movidas por la recreación de personajes superados por la vida que llevan; los cuales están impedidos para las escapadas triunfalistas, y solo ven accesos de salvación a través de los figurados ventanales de sus espíritus deslustrados.
El dramaturgo norteamericano Patrick Ellsworth se quedó impactado al contemplar el universo profundo y emotivo desplegado por Von Trier en el filme Dancer in the Dark; y, con las inolvidables imágenes y partituras contenidas en el largometraje, comenzó a elaborar un musical diferente, como sujeto por los alambres sensitivos de los seres destinados a las entregas sangrantes, sin posibilidad alguna de redención.
La obra cosechó excelentes resultados, tras su paso por países como Alemania; y ahora recala en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, adaptada por el director y actor Fernando Soto, con un efectivo y sorprendente reparto, compuesto por Marta Aledo, José Luis Torrijo, Fran Calvo, Luz Valdenebro, Inma Nieto y Álvaro de Juana.
“La intención en la puesta en escena es centrarse en esos dos mundos por los que transita nuestra protagonista. Un mundo que es la vida, la que toca vivir, la que sigue su curso y parece que la cara que muestra es de fatalidad, de sino trágico. Y, por otra parte, está la huida a otro mundo, a un mundo donde los sonidos de la vida se transforman en música, donde podemos ser protagonistas de nuestro propio musical y que parece ser nuestra única salida espiritual“, afirma Soto, en la página web del Teatro Fernán Gómez.
LARS VON TRIER ESTÁ MUY PRESENTE EN LA PUESTA EN ESCENA DE FERNANDO SOTO
Ambientada en 1964, Bailar en la oscuridad muestra los padecimientos de Selma: una inmigrante checa perdida en la América de la promisión y los sueños rotos.
Pese a los evidentes y angustiosos problemas que experimenta esta mujer, sus principales preocupaciones se pueden resumir en una que es esencial para ella, y que pivota por encima de los otras. Un asunto consistente en que su hijo se cure de una enfermedad que le aboca a la ceguera permanente, mientras ella pierde progresivamente la vista por el mismo mal.
Empleada en una fábrica en condiciones pésimas y explotadoras, Selma solo encuentra consuelo a sus penurias cuando se deja llevar hacia el cosmos de los musicales de Hollywood; lugar inexistente, donde supera todos los obstáculos, y se convierte en la heroína de su propia película.
“La lucha entre estos dos mundos, el soñar utópicamente en que algo más bello es posible, el intentar que asome la poesía entre tanto dolor, buscar la belleza en la tragedia y viceversa es el camino a seguir en esta versión teatral de un material tan complejo como hermoso. Al igual que nuestra protagonista Selma, aunque sepamos que este mundo que está en marcha es difícil cambiarlo y que cuando despertemos del sueño es muy probable que todo siga su curso, tenemos la necesidad y me atrevo a decir la obligación como seres humanos de crear otros mundos en el escenario, otros mundos donde el teatro, la danza, donde las canciones y la música nos permitan decir en voz muy alta aquello que la sociedad de usar y tirar que hemos creado nos prohíbe. Aunque nos duela, aunque suframos… Bailemos en la oscuridad”, apunta Soto.
Temas musicales como I’ve Seen All (compuesto por Thom Yorke para la movie de 2000, que compitió en la ceremonia de los Oscar de 2001) o el desangelado New World exhiben el carácter metafórico y determinante de la caída a los abismos de la protagonista ideada por Lars von Trier, y que hace patente con su historia el nutriente del infortunio que acompaña a gran parte de la población mundial.
La joven Marta Aledo encara con determinación el papel que inmortalizó Björk en el cine, y le aporta el adecuado aire épico y somnoliento que reclama el canto nostálgico de Selma: una lírica agonizante, que pervive en el universo de los sueños imaginados.
Nota.- Bailar en la oscuridad estará en el Teatro Fernán Gómez del 28 de febrero al 31 de marzo de 2019.
Más información, entradas y horarios en
https://www.teatrofernangomez.es