Lear llora sus penas en el Teatro Real

Lear es el título de la ópera que ocupará el Teatro Real de Madrid, del 26 de enero al 7 de febrero. Seis funciones dirigidas por Calixto Bieito (escenografía) y Asher Fisch (música), en las que el barítono danés Bo Skovhus retrata la neurosis progresiva del monarca ideado por William Shakespeare, el cual se siente traicionado por el amor de sus tres hijas. El peculiar acercamiento del creador burgalés al desesperado texto ideado por William Shakespeare, introduce a Lear en un universo sombrío y plagado de escombros.
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Calixto Bieito reproduce las numerosas aristas emocionales de “Lear”/ Foto: Teatro Real

Lear es como una atracción humana sobre las existencias dominadas por la angustia y la soledad más opresiva, atenazadas por la vulnerabilidad que supone la ancianidad.

La fragilidad frente a la ambición de los entornos hostiles marcó cada uno de los párrafos y pasajes de El rey Lear, de William Shakespeare, como si se tratara de una radiografía de rastreo siniestro, enfocada a la realidad quebradiza y agonizante de un protagonista atado a la locura del desapego: un gobernante sin corona ni cetro.

Esa capacidad para adentrarse en los sinuosos laberintos de la mente de un anciano preso de sus miedos, que sugirió con electricidad deslumbrante el bardo de Stratford-upon-Avon, obsesionó a múltiples compositores de distintas épocas; pero fue el berlinés Aribert Reinmann quien consiguió trasladar a una partitura la tragedia del monarca desposeído de su importancia en el mundo, siempre con la esencia de las palabras de Shakespeare como efectivas guías dramáticas hacia las eternidades de ultratumba.

La ópera Lear se estrenó en Múnich en 1978, y ahora la trae por primera vez a España el director burgalés Calixto Bieito, en un montaje que fue concebido inicialmente en 2016, para ser representado en la Ópera de París. El escenógrafo sustenta su propuesta en la habilidad sinfónica que Reinmann quiso imponer a su acercamiento a El rey Lear de una manera agreste y con filos abismales y apocalípticos de ternura cómplice, aunque para lograrlo haya tenido que prescindir (al igual que en el liberto original de Claus Hennberg) de gran parte de la magia poética impresa por el autor de Romeo y Julieta.

Lear es una ópera de alto carácter sensitivo.

Un escenario de tenebrismo impactante e incómodo, con una ambientación actualizada en vestuario y sensaciones oscurantistas, introduce a los espectadores en un territorio de invisibles ánimas circundantes y subliminales, en el que sobresale la violencia doliente de quienes nutren las dos partes de las que consta la ópera.

El trabajo de orfebrería artística llevado a cabo por Reinmann se percibe en cada escena diseñada por Bieito, como si fueran cuadros pensados para asistir a la debacle de un hombre enfrentado a su propia senectud, y flagelado en sus convicciones más profundas, por los que debían ofrecerle el necesario sustento y refugio en sus últimos días de existencia.

LEAR SUPONE UNA INTENSA REFLEXIÓN SOBRE CÓMO TRATA LA SOCIEDAD A LAS PERSONAS MAYORES

En una época como la actual, en la que el edadismo es una de las formas de discriminación más extendidas tanto en el ámbito profesional como en la vida cotidiana, Lear se erige como una oda destinada a valorar la experiencia de los que acumulan más años; y lo hace a través del salvajismo humano y del pesimismo que se adueña de los que reciben la crueldad de sus semejantes con menos arrugas en sus rostros.

El individuo medio desnudo que lidera el escenario del Teatro Real, y al que dotó de vida y movimiento el inspirado libreto de Claus Hennberg, entona su cristalino canto de barítono para avisar de la poca fortuna de los que se sienten solos y abandonados, sumidos en una locura anhelante por encontrar una mera luz en medio de la oscuridad.

La dirección musical del israelí Asher Fisch refleja los demonios simbólicos y ocultos que persiguen a Lear conforme al componente abrasivo de la ópera original, y otorga a la caracterización de Bo Skovhus de una fuerza emulsiva, destinada a conmover al patio de butacas con su sinceridad teñida de engaño.

El barítono danés Bo Skovhus encarna a Lear, en el montaje de Calixto Bieito.

La peregrinación casi bucólica que ejecutan Lear y el cegado Gloucester retumba en el interior del Teatro Real como si fuera un freudiano juego de luces y sombras, sumido en fondos barrocos sutilmente extraídos de la sabiduría pictórica de Caravaggio y Rembrandt.

El universo descompuesto y agresivo ideado por Rebecca Ringst envuelve la trama con los ecos mortuorios de las elegías lentas y lacerantes, en las que el final trágico de los personajes está marcado desde los acordes iniciales.

Ilustraciones sulfurosas que marcan el viaje a los infiernos personales de un hombre mayor, al que Bieito representa en su más absoluta vulnerabilidad, tan apocalíptico como comprensible.

Nota: Lear estará en el Teatro Real de Madrid desde el próximo 26 de enero, hasta el 7 de febrero de 2024.

Más información, entradas y horarios en

https://www.teatroreal.es

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