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Tom Cruise puede no ser, a primera vista, la mejor opción a nivel interpretativo para recuperar la esencia de una de las películas más vertiginosas de Clint Eastwood: la violenta y movida cinta titulada Ruta suicida (Clint Eastwood, 1977). Las discordancias no vienen solo por la diferencia de centímetros en la estatura de ambos actores estadounidenses, sino que se trata más bien de la naturaleza de los personajes que han hecho a Cruise y a Eastwood estrellas rutilantes del ilusorio universo de Hollywood.
Tom Cruise no acredita un rostro especialmente rocoso, pese a que los papeles de Ethan Hunt, en la saga de Misión: Imposible, y de Jack Reacher poseyeran una maximizada faceta de eficacia matona y aguerrida, que se acerca un poco a lo que se pide a un “duro” con trazas de alcanzar la debida mitificación como tal a través de una pantalla de cine. Por su parte, cuando Clint Eastwood protagonizó Ruta suicida, el pistolero favorito de Sergio Leone ya portaba una placa de agresividad consumada, conseguida con esfuerzo por su mirada pétrea y su gestualidad casi inexistente.
Aparte de las consideraciones relativas al protagonista del remake de The Gautlet (título original de Ruta suicida), Christopher McQuarrie -el responsable del proyecto, con el que Cruise ha colaborado en varias entregas de Misión: Imposible y en la bilogía de Jack Reacher – ha partido de su declarada obsesión mitómana, relativa a reivindicar la fuerza escénica que desplegaba el film setentero. El cineasta responsable de Misión imposible: Sentencia final ha visto que el icónico ex de Nicole Kidman es una opción más que válida para concitar las sensaciones descritas en la obra de 1977; y tomar sin problemas el testigo de un Eastwood que en la época en que se estrenó Ruta suicida lucía con rotundidad su estela de policía incorruptible, ensamblada por el éxito de sus películas de Harry el Sucio.
Aunque todavía se trata de un simple proyecto, McQuarrie ya ha dado a conocer la actriz que se encargaría de tomar el testigo de la esforzada Sonda Locke, en la piel de la elocuente prostituta Augustina “Gus” Mally. La elegida es, por el momento, la camaleónica Scarlett Johanson, quien debería lidiar con el grupo de mafiosos que intenta acallarla como testigo, y a la que debe proteger el detective al que encarnaría Tom Cruise.
TOM CRUISE YA DEBE ESTAR PENSANDO EN SUBIRSE AL TIROTEADO AUTOBÚS QUE CLINT EASTWOOD CONDUCÍA CON SOBRIEDAD EN “RUTA SUICIDA”
Ante el reto de actualizar una movie tan setentera como Ruta suicida, cabe preguntarse dónde residen las virtudes de una producción que tampoco supuso un éxito espectacular para la carrera de Clint Eastwood. Entre los aciertos del film de 1977 está el hecho de contemplar la química que desplegaban Eastwood y Locke, ya que ambos eran pareja en esos momentos. Esta complicidad entre el tándem formado por el inalterable Clint y la seductora Sondra es una de las mejores bazas de una obra que intentaba aprovechar el tirón de los largometrajes protagonizados por Harry Callahan, y trasladarlo a escenarios similares.
Sin embargo, hay notables diferencias entre Harry el Sucio y el incombustible Ben Shockley. Para empezar, el rol de Eastwood en Ruta suicida no era de los que brillaban en su periplo policial. Alcohólico y con un carácter que no le granjeaba muchas amistades en el cuerpo, Shockley era elegido para la misión de conducir a la testigo llamada Mally a los juzgados de Phoenix porque sus superiores pensaban que iba a fracasar. Un rasgo que para nada era susceptible de ser asociado al explosivo y eficaz Harry “alégrame el día” Callahan.
La mezcla de humor y acción trepidante dotaron al guion de Ruta suicida -elaborado por Michael Butler y Dennis Shryack– de una extraña atracción aventurera, que se veía un poco lastrada por la previsibilidad de una argumento empeñado en enfatizar el heroísmo de un individuo con carne de derrota en su ADN.
Ese remolino de contradicciones que nutren al singular Ben Shockley es uno de los elementos que más ha llamado la atención de Christopher McQuarrie. Un rompecabezas humano sorpresivo, que adquiere su fuerza de la relación sentimental que une al detective de Phoenix con la aterrada prostituta de Las Vegas que responde al nombre de Mally; y que les lleva a plantar cara a toda una organización criminal, en la que colaboran miembros importantes de la sociedad y de la policía.
Cruise no se puede decir que reúna muchas de las cualidades y toques con que Eastwood modeló a Shockley; pero tampoco se puede asegurar que la situación hubiera cambiado algo, en caso de que el papel de la película de 1977 hubiera recaído en Marlon Brando o Steve McQueen (ambos actores fueron testados para el papel de Shockley, antes que Eastwood).
Todavía se desconoce si la idea de McQuarrie de revitalizar Ruta suicida se transformará en una producción cinematográfica o no, aunque lo que sí se puede asegurar es que -si el reparto se mantiene así- el quemado Ben Shockley tendrá un físico y una actitud frente a los problemas un poco diferente a la del detective del film original.
Nota: La acción de Ruta suicida transcurre entre Phoenix, el desierto de Arizona y la ciudad de Las Vegas.
