Willie Aames, el eterno adolescente

El actor californiano vivió su mejor etapa profesional entre los años setenta y principios de los ochenta, cuando se convirtió en una estrella de naturaleza teenager.
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Willie Aames (en la foto) alcanzó gran notoriedad con su interpretación en el film “Paradise”

Willie Aames alcanzó el estrellato juvenil con apenas un par de papeles determinantes, y eso que su carrera comenzó mucho antes, cuando era un simple niño de melena rizada y gesto travieso.

El músico más rebelde de la familia Bradford, en la serie Con ocho basta, apuró al máximo la fama obtenida en esta recordada producción televisiva de finales de los setenta; aunque el combustible de semejante plataforma profesional se agotó demasiado pronto; justo cuando los años pasaron, y Aames perdió su apostura de veinteañero con ganas de conquistar a las audiencias.

No obstante, y pese a los manidos mensajes sobre la existencia de los juguetes rotos en la industria audiovisual made in USA, Willie se ha mantenido en activo hasta la actualidad, donde tiene pendiente de estreno un par de trabajos de índole policíaca, en los que el apreciado Tommy Bradford se deja notar: Picture Perfect Mysteries: Exit, Stage Death, de Ron Oliver, y Bottle Monster, de Marjorie DeHey.

Tal pasión por los platós, y los escenarios de cualquier signo y condición, le llegó al intérprete angelino cuando era un crío con muchos sueños en la cabeza; y se acercaba con decisión a los castings de anuncios comerciales y prestigiosos shows de la pequeña pantalla, en busca de una oportunidad.

El empeño de Willie no pasó desapercibido, y consiguió su primera gran ocasión en 1971, al lado del afable y talentoso Tony Randall, dentro de la versión televisiva de La extraña pareja. Aames se encargó de dar vida al hijo de Randall en la ficción, caracterización que le abrió las puertas para afrontar nuevos retos en las pantallas estadounidenses (como curiosidad, el papel del vástago de Radall en La extraña pareja lo interpretó posteriormente Leift Garrett, cuando WAa se retiró de la producción).

Notables y aplaudidas colaboraciones en Los Walton, Cannon, Los robinsones suizos, Benjamin Franklin, La casa de la pradera y Hombre rico, hombre pobre (donde encarnó a Wesley Jordache, de niño) allanaron el camino a Aames, para convertirse en uno de los Latimer, dentro del serial titulado La familia (19761977). Precisamente, su personaje en esta valorada obra emitida a seiscientas veinticinco líneas le avaló para integrarse en el reparto de Con ocho basta, en la piel del rockero Tommy Bradford.

Cuatro años en lo más alto del ranking de audiencias, a bordo de Con ocho basta, y 112 episodios a cuestas convirtieron a Willie Aames en una teen star de sorprendente tirón comercial; lo que le permitió probar suerte en el cine.

Willie Aames irrumpió fuerte en la industria audiovisual norteamericana, con “Con ocho basta”

Dos títulos marcan el periplo más florido del californiano en el séptimo arte: Paradise (Stuart Gillard, 1982) y Movida en la universidad (Robert J. Rosenthal, 1982). Período en que el norteamericano también aprovechó para rodar a las órdenes de directores tan singulares como el español José Antonio de la Loma, con quien grabó la activa cinta Goma-2 (1984).

WILLIE AAMES Y SU TIRÓN ENTRE LAS MÁS JÓVENES

Se pueden limitar las jornadas más intensas en el currículo de Willie Aames con las coincidentes a las de finales de los setenta y principios de los ochenta; en las que era muy común ver el rostro del angelino decorando las carpetas de las escolares y de las estudiantes de instituto, al tiempo que la entradas para visionar largometrajes como Paradise se agotaban semana tras semana.

Este lapso estelar animó a Aames para formar su propia banda de rock, llamada Willie Aames & Paradise. El curso musical del citado grupo fue corto y escaso en hits, pero sirvió para mostrar la faceta artística de un actor que intentaba sentar las bases de una carrera de cierta solidez en los escenarios, más allá de lo que los vaticinios de sus detractores.

Apariciones en calidad de invitado en éxitos de la pequeña pantalla como Vacaciones en el mar (donde hizo del sobrino del doctor del crucero) refrendaron el buen momento del simpático Tommy Bradford. Sin embargo, esta época de triunfalismo se empezó a apagar rápidamente, cuando Aames pasó de las veinticinco primaveras.

Willie Aames se apoyó en su físico de chico simpático y aspecto juvenil

A partir de 1985, hoja más o menos en el calendario, la trayectoria del californiano sufrió un descenso en su progresión; momento en que descubrió las virtudes que su voz detentaba para participar en producciones animadas. De ellas, quizá la más sobresaliente sea su labor tras los micrófonos llevada a cabo en la legendaria Dragones y mazmorras (19831986).

El final de esa deslumbrante faceta teen otorgó a Aames un mayor aplomo en sus actuaciones, ahora pensadas para un público más adulto, y vestidas con un componente dramático más acentuado. Bajo estas coordenadas renovadoras, Willie se dejó ver en Blacke el Mago (1986), The Blibleman (19852004), o la película Dickie Roberts: Ex niño prodigio (Sam Weisman, 2003), donde se interpretó a sí mismo.

Con sesenta años cumplidos el pasado 15 de julio. Albert William Upton (su verdadero nombre) no ha perdido las ganas por explorar los diferentes terrenos de la creación audiovisual; ya sea como actor, productor, músico, guionista o director… Aunque siempre podrá recordar que formó parte de Con ocho basta: la serie que contó con Mark Hamill en su episodio piloto (justo cuando fue escogido para protagonizar La guerra de las galaxias).

 

 

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