Wes Anderson ha configurado su carrera como director sin prestar atención alguna a las reglas de la razón, alentado únicamente por una vena surrealista y simbólica, que imprime un carácter volátil y sorpresivo a cada una de las películas que surgen de su prolífica mente autodidacta y lúdica.
Tales credenciales le hacían especialmente capacitado para convertirse, tarde o temprano, en uno de los cineastas mejor posicionados para comprender la fantasía que desprenden las historias del autor británico Roald Dahl. Finalmente, la fortuna ha hecho posible que los caminos de Anderson y Dahl se hayan unido de manera enriquecedora, para pergeñar la adaptación audiovisual del relato The Wonderful Story Of Henry Sugar, que Netflix ha financiado.
Perteneciente a un libro publicado en 1977, nutrido por siete narraciones breves, The Wonderful Story Of Henry Sugar cuenta las aventuras de un individuo aficionado a los juegos de azar, que un día descubre la forma de poder traspasar la superficie de los naipes en las mesas de los casinos, simplemente con su mirada; además de aprender la manera de predecir los números agraciados en la ruleta de la fortuna. Semejantes habilidades aportan a Henry Sugar un método fiable para reunir una fortuna cuantiosa; pero, con el tiempo, HS se cansa del poder vacío de amasar dinero, y decide invertirlo en una red de orfanatos y en ayudar a los más necesitados.
El actor inglés Benedict Cumberbatch (Doctor Strange) se mete con convicción en la piel del peculiar Henry Sugar: trabajo de caracterización complicada, en el que intenta hacer valer sus amplias dotes dramáticas, dentro de un rol que deambula entre la realidad y la ficción, y que no oculta su sedimento inaprensible y sus accesos fantasiosos.
El intérprete de Sherlock Holmes potencia con su labor la naturaleza cambiante de un personaje concebido como una ácida crítica contra el capitalismo salvaje, y al que muchos de los críticos literarios denostaron en su momento, cuando Roald Dahl presentó este libro cargado de reflexiones sociales y sutiles espejos deformantes.
WES ANDERSON ENTRA DE LLENO EN EL UNIVERSO MULTICOLOR DE ROALD DAHL
Entre India, Inglaterra y Estados Unidos, la trama de The Wonderful Story Of Henry Sugar permite diseñar un largometraje laberíntico y misterioso, que recupera el ritmo casi de cine mudo y de pantomima coral, con que el director Wes Anderson suele vestir cada una de sus obras en formato de celuloide.
Sin perder en ningún momento el sentido paródico y su humor carente de agarraderas dogmáticas y simplistas, el creador texano procura adentrarse con solvencia en el cosmos de Roald Dahl, a través de uno de sus textos más enfocados conceptualmente hacia el público adulto. Una aventura cosmopolita, en la que WA aprovecha las conexiones que el relato permite con el mundo inventado de Julio Verne, y con las urdimbres colonialistas presentes en la literatura de Ruyard Kipling.
Con esos aperos, el responsable de The Royal Tenenbaums proyecta montar un cuento de trazos deslumbrantes, en el que el espíritu de lo increíble y lo inesperado (Tales of the Unexpected) lubrica cada escena y diálogo.
El notable presupuesto aportado por Netflix para la filmación de The Wonderful Story Of Henry Sugar ha permitido a Wes Anderson contar con un elenco interpretativo plagado de rostros conocidos. Junto al ya mencionado Benedict Cumberbatch, el cuadro dramático incluye determinantes colaboraciones de Ralph Fiennes (El paciente inglés), Dev Patel (El caballero verde), Ben Kingsley (Gandhi) , Rupert Friend (Aprendiz de caballero) y Richard Ayoade (Los amos del barrio), entre otros.
Ellos son los que prestan sus respectivos físicos a una interesante galería de tipos extraños y atípicos, entre los que hay gurús indios, e individuos que se ganan la vida en ferias ambulantes, como fenómenos que desafían las leyes de la naturaleza, en la línea de lo expuesto por Ray Bradbury, en El hombre ilustrado.
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