Noam Chomsky desmitifica el sueño americano

El prolífico lingüista y politólogo analiza la situación actual en USA, dentro del esclarecedor ensayo "Réquiem por el sueño americano" (Editorial Sexto Piso).
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Noam Chomsky expone la desesperanza sin solución que siente el ciudadano medio en el siglo XXI

Noam Chomsky nunca ha sido un intelectual cómodo para las élites del poder capitalista en USA; y por ende, del resto del mundo.

Su brillante mente es una de las pocas capaces de desenmascarar las líneas ocultas de actuación que efectúan las grandes corporaciones y las fortunas más cuantiosas del país de las barras y estrellas, con el fin de someter subrepticiamente a las clases menos pudientes en el escalafón social.

Esta temática, relacionada con el secuestro de la democracia, supone la tesis fundamental que ha vertebrado la casi totalidad de la producción ensayística del politólogo nacido en Filadelfia, con títulos tan determinantes como ¿Quién domina el mundo? y Razones para la anarquía.

Una cadena de textos inteligentes y activos, en la que Réquiem por el sueño americano (Editorial Sexto Piso) se erige como una especie de linterna épica, enfocada hacia los infiernos de la soledad humana.

Chomsky comienza su emulsivo paseo por las trampas del neoliberalismo y el darwinismo empresarial, recalando en la época de la Gran Depresión, cuando los norteamericanos soportaron en sus carnes el derrumbe económico del país y el hambre generalizada.

Esos años de angustia existencial -que él identifica con sus padres y familiares- le sirven al antiguo profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) para alimentar el hatillo de ideas con el que viaja a la era actual, con un Donald Trump como personificación de las sombras que tiñen de oscuridad la tierra de Abraham Lincoln, en el siglo XXI.

Noam Chomsky lleva una vida altamente activa, siempre alerta a los cambios sociales

La Gran Depresión, que soy lo bastante viejo para recordar, fue una mala época; desde mi perspectiva, mucho peor que la actual. Sin embargo, también existía la sensación de que saldríamos adelante, la esperanza de que las cosas mejorarían, la idea de que ‘quizá no haya trabajo ahora pero lo habrá mañana, y lucharemos juntos para crear un futuro mejor'”. Noam Chomsky comienza Réquiem por el sueño americano con este párrafo; toda una declaración de intenciones, que mete a los lectores en un escenario de anulación colectiva, coherente con la defunción del denominado American Dream.

NOAM CHOMSKY, UN ESPÍRITU CRÍTICO CON ARGUMENTOS

Cuando Domald Trump propagó a los cuatro vientos la persecución de los dreamers (aposentado en su despacho de la Casa Blanca y vía Twitter), el mito del sueño americano mostró definitivamente su faz de neón: deslumbrante como reclamo publicitario, pero sin nada en el interior a lo que agarrarse.

Al hilo de las actuaciones del circense ejecutivo presidido por DT, los cánticos puertorriqueños de West Side Story cobraron la veracidad de los despertares anunciados; e intelectuales como Noam Chomsky apostaron su enérgico pulso en practicar la autopsia a las falacias orquestadas por las titánicas corporaciones capitalistas, apoyadas por los órganos del poder ejecutivo.

A lo largo de su análisis, el prestigioso responsable de las primeras formulaciones de la gramática generativa arremete contra la dominación subliminal que ejercen las jerarquías propugnadas por el dinero, y recuerda la necesidad de que los habitantes más explotados por esas fuerzas vuelvan a recuperar la esperanza perdida; y puedan con ello albergar el simple anhelo de escapar de ese universo de intereses dictatoriales.

Hoy día, lo que sentimos es que nada volverá; que todo ha terminado“, afirma el pensador estadounidense en Réquiem por el sueño americano, respecto a la controversia de emociones que atenazan a las mujeres y a los hombres en el tercer milenio.

El resultado de estas reflexiones trasladan al lector a un paisaje sin asideros para evitar la caída, donde los menos favorecidos por el reparto del capital tienen nulas posibilidades para abandonar la pesadilla en la que están irremediablemente inmersos.

Noam Chomsky fue un pionero en la manera de entender las estructuras lingüísticas, como componentes integradores de los contextos en los que se mueve el ser humano

En un decorado tan demacrado como el que moldea el ensayo elaborado por Chomsky, y que el ilustre profesor plantea sin elementos distorsionadores de la realidad, el lingüista establece que “la desigualdad actual no tiene precedentes“. Una afirmación de calado global que salta la barrera de USA, para establecer su aterradora similitud con lo que ocurre en otros lugares del planeta (muchas de las situaciones que describe el libro son totalmente adaptables al concierto político y social que se experimenta en España).

Al hilo de las palabras de NCh, cuando las élites políticas y financieras secuestran la democracia, la soledad del corredor de fondo -identificado con la población asalariada- se antoja como demasiado pesada y asfixiante. Y lo peor es que, en el sobrecogedor análisis efectuado en Réquiem por el sueño americano, los finales felices -o meramente halagüeños- no existen.

Tras este esquema argumental, la crisis del siglo XXI se postula como el crisol que ha puesto de manifiesto el dominio salvaje de un neoliberalismo homicida y aniquilador de la esperanza. Una línea de sometimiento de los trabajadores y de los ciudadanos de a pie, que los grandes gobiernos del tablero mundial no tienen la más mínima intención de modificar (ni a corto, ni a largo plazo).

Más información en

http://www.sextopiso.es

Noam Chomsky no observa soluciones factibles para escapar de la pesadilla de las desigualdades generadas por el capitalismo salvaje

 

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